Nueva York se plantea paralizar un año la concesión de nuevas licencias
La irrupción de los vehículos de alquiler con conductor que suponen una competencia directa al servicio tradicional de taxi lleva años provocando encendidos –y en la mayoría de los casos mal resueltos– debates en muchas grandes ciudades del mundo. Una de ellas es Nueva York, donde las autoridades locales se plantean establecer una moratoria de un año en la concesión de nuevas licencias para Uber, Lyft y otras plataformas similares. Antes de decidir si se otorgan nuevas autorizaciones se realizará un estudio para evaluar la relación que este fenómeno reciente de transporte urbano está teniendo y puede tener en el futuro en el incremento del tráfico y la contaminación, la economía local, las condiciones de trabajo de los conductores y el servicio que ofrecen a los pasajeros. La excepción a la suspensión de nuevas licencias sería para los vehículos adaptados a las sillas de ruedas.
El avance de las plataformas basadas en aplicaciones informáticas en Nueva York ha sido imparable en los últimos años, hasta el punto de que desde mediados del 2017 el número de viajes en este tipo de vehículos supera ya al de los que se realizan en el tradicional cab amarillo. Estos coches, menos de 13.000 en el 2015 son ahora ya más de 80.000, según cifras ofrecidas por la Comisión de Taxis y Limusinas de Nueva York. Se calcula que estos vehículos de alquiler con conductor realizan en la ciudad más de 300 millones de viajes al año.
Las medidas anunciadas han provocado las críticas de los responsables de las plataformas, que consideran que las restricciones en la concesión de nuevas licencias podría provocar un efecto contrario al que se persigue, al i vitar en cierto modo a los conductores que ya disponen de licencia a buscar más pasajeros en el tráfico de Manhattan. En cambio, las patronales y los sindicatos del taxi creen que la moratoria, inicialmente de un año, serviría para dar un primer paso en la solución de un conflicto que, a su juicio, requiere una nueva regulación. La organización que agrupa a los taxistas –unos 50.000 conductores profesionales en Nueva York– lleva tiempo presionando al Ayuntamiento para que presente un nuevo proyecto que limite la presencia de estos vehículos competidores en la ciudad.