El furor del Pórtico de la Gloria
La reapertura al público del acceso principal de la catedral de Santiago, de nuevo en color, despierta gran expectación
Con la linterna de su móvil haciendo funciones de antorcha para orientarse en la oscuridad, Curro salió el viernes a la una de la madrugada de Arca para cubrir con tranquilidad los últimos 20 kilómetros del Camino de Santiago, al margen del gran bullicio de la masificación veraniega en la ruta jacobea. Cuando llegó a la plaza del Obradoiro, sobre las seis de la mañana, este peregrino de Granada, miembro de una cofradía de la ciudad andaluza, se encontró con un italiano que le informó de que si esperaba un par de horas podría ser testigo de un hito histórico en el templo compostelano, la apertura al público del Pórtico de la Gloria, después de más de un decenio de obras de restauración, financiadas por la Fundación Barrié, con seis millones de euros de presupuesto.
Curro tenía pensado desayunar y dar una vuelta por Compostela al amanecer, pero aguardó ante la escalinata de la catedral. Lo que encontró, según explicó a la salida en declaraciones a la prensa, fue un espectáculo muy superior al de las bellas, animadas pero grises imágenes que recordaba haber estudiado en Historia del Arte. Sufrían algo parecido a la “lepra” de la piedra, fruto de siglos de erosión por polvo, sales y humedades, en palabras del director de la Fundación Catedral, Daniel Lorenzo.
Al afortunado peregrino andaluz, que madrugó buscando la soledad y acabó haciéndose famoso, le deslumbró el recobrado color del Pórtico de la Gloria, que estos días causa furor entre turistas, peregrinos y compostelanos. “¡Es una pasada!”, exclamaban ayer al mediodía un matrimonio y su hija adolescente dentro de la catedral tras agotar los 15 minutos de visita que en grupos de 25 personas ha organizado el Arzobispado de Santiago, dentro del programa experimental de la aguardada reapertura del conjunto escultórico de tres arcos que se encuentra justo al franquear la puerta principal de la catedral compostelana, la de la plaza del Obradoiro. En ese monumental espacio de la capital de Galicia, en el que conviven el barroco exterior del templo, el neoclásico del pazo de Raxoi, el plateresco del Hostal y el románico del rectorado, se formaba ayer una serpenteante cola en dirección a su centro, allí donde a menudo se tumban los caminantes sobre la piedra para saborear el fruto de su esfuerzo.
El viernes la fila se internaba en la rúa do Franco, la principal y no muy ancha calle de vinos de Santiago. Ayer espontáneamente, a decir de los vigilantes, la cola se había ido internando en la plaza, quizá porque no hacía sol. Comentan que por lo general hay que aguardar unas dos horas para poder entrar, aunque si hay algún oficio religioso por en medio, como se paralizan las visitas, la espera puede resultar mayor. Y cuentan también que algunos visitantes no buscan tanto el privilegio de ver el Pórtico restaurado, sino el de poder entrar a la catedral por la puerta principal, como se hacía tradicionalmente, hasta que hace unos años el cabildo reordenó el flujo de visitantes, a través de la entrada y salida por los dos extremos del crucero.
La Fundación Catedral asegura no estar sorprendida con la expectación que ha originado la reapertura del pórtico, pues según su director ya desde comienzo de año habían recibido numerosas peticiones de información sobre las previsiones para visitarlo. No obstante, toda la secuencia de la reapertura ha contribuido a alimentar todavía más el interés. Hace un mes el arzobispado, la Fundación Barrié y los técnicos que efectuaron la restauración la presentaron ante la prensa, en lo que constituía un pase privado del espectáculo
La restaurada policromía ofrece una impactante perspectiva de la obra del maestro Mateo
que el maestro Mateo dibujó sobre el granito de la catedral hace casi un milenio. Después hubo una inauguración oficial y finalmente se produjo la apertura al público, como colofón de la semana grande de las fiestas de Santiago. Se trata, además, de una visita gratuita.
La catedral anuncia que en otoño cambiará el régimen de visitas, una vez que se haya “encapsulado” el pórtico, aislándolo para preservarlo.