Asunto de familia
Caetano Veloso y sus tres hijos ofrecen la cálida cercanía de su espectáculo ‘Ofertório’
La velada, sobre un repertorio nada obvio, tuvo una entrañable cercanía casi de encuentro familiar
Expectación y curiosidad para comprobar en vivo ese canto a la música y a la concordia familiar que es el Ofertório que tejen Caetano Veloso y sus tres vástagos. Ganas, también, de ver y disfrutar nuevamente de esa pequeña gema que es el músico de Bahía, ejemplo para no pocos, de creatividad e inquietud artística y compromiso personal. Disfrutarle en esta ocasión, además, en una tesitura insólita, ya que el patriarca del clan Veloso comparte voz y protagonismo de forma equitativa y desinhibida con sus hijos Moreno, Zeca y Tom.
La buena sintonía y la actitud desacomplejada caracterizaron la velada que ofrecieron anoche en el escenario del Espai Port de Sant Feliu de Guíxols, un agradecido
buen rollo patente desde el primer momento, cuando comenzaron a sonar los compases iniciales de
Alegria, alegria, composición datada en 1968 que resume y refleja el espíritu del encuentro, de la gira y de la noche. A las diez y media de la noche, apareció Caetano con guitarra y voz cantante, Moreno con un pandero entre manos, Zecla al frente de los teclados y Tom a cargo del bajo eléctrico, todos ellos en un espacio de escenografía sencilla, sentados frontalmente de un publico que acudió en buen número. A partir de ese momento los papeles, las funciones y las voces más o menos solistas fueron intercambiándose a lo largo de un repertorio de casi treinta canciones, algunas conocidas (O
leãozinho o Reconvexo), otras poco y unas cuantas, nada. comenzando con la segunda de la noche, un O seu amor (escrita también en tiempos muy pretéritos por el compadre Gilberto Gil) donde se compartieron estribillos, voces,
coros y mucha timidez... aparentemente.
El concierto, que la organización dedicó a la memoria del periodista César López Rosell, reciente e inesperadamente fallecido, transcurrió en un tono general pausado, relajado y acústico, con alguna contada excepción como Alexandrino, de Tom Veloso, con algún ingrediente electrónico y una rítmica de atisbos funky.
A punto de cumplir 76 años, la gloriosa referencia del tropicalismo se ha embarcado desde el año pasado en un proyecto que se denomina Ofertório en homenaje a su madre, a la que escribió tema de idéntico nombre con motivo de su noventa cumpleaños. Este aroma de familiaridad en todos los sentidos prevalece por encima de todo en una propuesta que, más que un concierto, es un entrañable encuentro familiar donde todos interactúan. Las anécdotas de padre e hijos sobre la confección del repertorio o las vicisitudes del proyecto fueran una de las columnas vertebrales de una noche, en la que el público se mostró quizás excesivamente comedido .
Moreno ya es un músico consagrado, Tom está comenzando en el ruedo profesional y Zeca parece que es el más aficionado, pero todos ellos acabaron demostrando al escuchar sus respectivas composiciones que la capacidad compositiva es una cuestión de familia. Como el caso de Zeca, que exhibió un hermoso falsete y su exitoso Todo
homem a piano eléctrico que poco tiene que hacer en cualquier caso con los temas de su hermano mayor Moreno, como la adictiva Um passo a frente, que motivó algún movimiento bailongo del eterno Caetano. Noche para recordar.