La Vanguardia

“No he visto ni un céntimo”

El primo de Abidal se sincera sobre su gesto altruista: “Di mi órgano para salvar a un familiar; ni me lo pensé”

- CARLES RUIPÉREZ

El pasado jueves Gérard Armand se puso al volante de su Peugeot 406 y condujo por Toulouse hasta la Rue de Coffres, donde se encuentra el despacho de su abogado, el señor Jocelyn Momasso. Había quedado allí con dos periodista­s del diario La Dépêche du Midi.

Gérard Armand tiene 36 años y es el primo hermano de Éric Abidal que en el 2012 donó parte de su hígado al exjugador y actual secretario técnico del Barcelona. Gérard ha decidido ahora que es la hora de hablar, de defenderse y de limpiar también el nombre de su primo. Quizá haya tardado en dar su versión pero la gota que colmó el vaso tiene que ver con el acoso a su madre, hermana del padre de Abidal.

“Hay periodista­s españoles esperando delante del domicilio de mi madre en Lyon. Han publicado su nombre y también han difundido una foto de mis hijos sin ninguna autorizaci­ón. Es delirante”, relata.

–¿Es usted un traficante de órganos? – le preguntan a bocajarro.

–¡No! Soy un padre que trabaja y cría a sus hijos con su madre. No entiendo esta historia –responde Gérard, que a fuerza de leer tantas historias de compra de hígados y “chanchullo­s” (magouille, en francés), incluso revela que llegó a pensar que a él le habían engañado.

–Me pregunté si no me habían abierto para nada. Pero no. Acabo de recibir un ultrasonid­o que confirma que me quitaron un trozo del hígado.

En la conversaci­ón, Gérard desmiente que hubiese un móvil económico en su donación.

–¿Recibiste dinero? –inquieren los reporteros.

–¡No he visto ni un céntimo! ¿Cómo alguien puede pensar eso? Simplement­e di mi órgano para salvar a un miembro de mi familia. Ni me lo pensé. Es una buena acción. Cualquiera lo habría hecho para ayudar a un pariente enfermo –explica el primo de Abidal que no ganó nada con su acción generosa.

“Es más, para ser muy transparen­te, incluso he tenido problemas financiero­s que resolví solo con mi esposa y... mi banco”, apunta. Y lo quiere remarcar porque incluso gente de su familia lejana piensa que sí que pudo ganar algo.

–Quieren que les ayude pero no tengo ni un céntimo –añade.

Gérard insiste en que su vida no ha cambiado para nada, después del trasplante en el 2012. “Regresé a Lyon y reanudé mi vida. Volví a la fábrica en septiembre, primero con una reducción de jornada y luego a tiempo completo. No cambié nada. Después me beneficié de un traslado geográfico en la empresa. Mi esposa es de Toulouse y pensamos que para nuestros hijos estaríamos mejor aquí”, abunda.

Mientras, trabaja en la misma empresa, en otra fábrica, donde prepara pedidos y recibe las mercancías. Va a turnos. Una semana por la mañana, otra por la tarde, otra por la noche. En jornadas de ocho horas. Ni siquiera en estos seis años ha renovado el coche.

Tampoco la relación con Abidal, que es dos años mayor que él, ha sufrido grandes cambios. “Antes de la operación no teníamos ningún contacto particular y después, tampoco mucho”, afirma.

–Nos conocimos en reuniones familiares. Recuerdo unas vacaciones juntos cuando éramos niños de 1012 años en la región de Lyon.

De hecho, Gerard cree que fue uno de los últimos parientes a los que Hayet, esposa de Abidal, la más activa, fue a preguntar.

–Necesitaba­n un órgano compatible e hicieron preguntas en la familia. Preguntaro­n a todos un poco. Como tengo el mismo grupo sanguíneo, podría coincidir. Fui a Barcelona para hacerme pruebas y análisis. Un amigo de Abidal también era compatible pero mi hígado era mucho más grande –una versión que confirmaba­n los doctores el pasado domingo en La Vanguardia al periodista Josep Corbella.

“Recuerdo haber firmado papeles ante un juez. Todo fue transparen­te. La operación tuvo lugar en abril y pasé tres semanas en el hospital y cuatro semanas más en Barcelona. Estaba muy cansado”, rememora antes de ponerse a disposició­n de la Fiscalía, que ha pedido reabrir el caso. “Estoy a su disposició­n. Responderé todas las preguntas. No tengo nada que esconder”.

ENTREVISTA EN ‘LA DÉPÊCHE’ Gérard incluso confiesa haber tenido problemas financiero­s: “Los resolví con mi mujer y el banco”

DISPUESTO A COLABORAR “Estoy a disposició­n de la Fiscalía. Responderé todas las preguntas. No tengo nada que esconder”

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PEP MORATA / ARCHIVO. Gérard Armand salió al césped del Camp Nou el día en que el Barcelona homenajeó a Éric Abidal, el 1 de junio del 2013

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