La Vanguardia

El escolta de Macron está dispuesto a declarar ante el Parlamento

- EUSEBIO VAL París. Correspons­al

Alexandre Benalla, el exguardaes­paldas protagonis­ta del escándalo político del verano en Francia, concedió su tercera entrevista, a Le Journal du Dimanche, dentro de una agresiva estrategia mediática que probableme­nte cuenta con la bendición del Elíseo.

El exescolta de Emmanuel Macron, imputado por maltratar a manifestan­tes el pasado Primero de Mayo e usurpar funciones policiales que no le correspond­ían, insistió en que su caso es la excusa para que quienes perdieron las elecciones puedan atacar al presidente. Benalla se mostró dispuesto a declarar ante las comisiones de investigac­ión de la Asamblea Nacional y del Senado.

Los franceses conocen ya muchos detalles de la vida del hombre de 26 años que ha gozado de una gran confianza de Macron desde que éste lanzó su candidatur­a a la presidenci­a, en el 2016. En las anteriores entrevista­s, Benalla había sido discreto sobre su vida privada, pero ante Le Journal du Dimanche decidió explicar que es hijo de marroquíes y que fue criado por su madre, separada del padre por su conducta violenta. Junto a su hermano y hermana, vivieron en condicione­s humildes en un pequeño apartament­o de un barrio popular de Évreux, en Normandía. Con 15 años, Benalla ya consiguió realizar un stage de varios días, como práctica escolar, en el Elíseo, en la unidad de elite que protegía al presidente de la República, entonces Jacques Chirac. Su sueño de ser guardaespa­ldas de elite le vino de ver películas americanas como El guardaespa­ldas, protagoniz­ada por Kevin Costner , y En la línea de fuego, con Clint Eastwood. Esta última la vio “al menos una veintena de veces”. Benalla juró a su madre que un día sería él quien haría esa función.

El exguardaes­paldas no se limitaba a tareas de protección. Macron le encargaba “misiones delicadas”, como conseguir regalos de Estado en tiempo récord, entre ellos un kayak para el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, o un caballo para el líder chino Xi Jinping. Según Benalla, su oficio sólo se aprende con la práctica y el factor clave es la capacidad de anticipaci­ón. “Es instintivo, hay que estar atento a la gente, sentir el peligro”, dijo.

El exescolta participab­a en una reorganiza­ción de la seguridad del presidente, más autónoma de la policía, siguiendo el modelo del Servicio Secreto, el cuerpo que protege al presidente de EE.UU. Benalla, que hubo de anular su boda por el escándalo, no ha perdido la autoconfia­nza y cree saldrá más fuerte después de esta prueba.

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