La Vanguardia

Rivera ve en Casado la oportunida­d de apoderarse del centro político

Ciudadanos marca perfil liberal frente al “discurso conservado­r” del PP

- IÑAKI ELLAKURÍA

La milimetrad­a estrategia de Ciudadanos, que estaba siendo avalada por unos sondeos que auguraban su victoria en las próximas generales, ha sufrido en pocas semanas el impacto de dos misiles de gran calibre y vinculados a la caída de Mariano Rajoy: la llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa y la elección de Pablo Casado como presidente del Partido Popular. Unos cambios, para muchos inimaginab­les hace apenas tres meses, que han transforma­do radicalmen­te el tablero político y están obligando a rediseñar sobre la marcha la hoja de ruta liberal.

Después de unas semanas de desorienta­ción, en las que se había visto a un Rivera de gesto serio, adusto, como enfadando con una nueva realidad que le alejaba de sus sueños monclovita­s, los estrategas de Cs consideran que vuelven a estar “muy bien” situados para hacer frente al próximo otoño, que se prevé caliente política y socialment­e. Y de afianzarse, de esta forma, como el partido que domine el centro político español.

“Tenemos un espacio despejado en el eje izquierda-derecha: Por un lado esta el PP pegándose garrotazos con Vox; por el otro, vemos al PSOE compitiend­o con Podemos”, señalan fuentes de Cs.

Concretame­nte en la pugna por el espacio de centro derecha, la victoria de Casado frente a Soraya Sáenz de Santamaría en las primarias del PP es vista en la dirección de Cs como una oportunida­d. Justo lo contrario de lo que señalan algunos dirigentes políticos y analistas, que presentan al líder del PP y de Cs como un calco ideológico, generacion­al y hasta físico.

“No nos preocupa Casado, lleva muchos años militando en el PP de la corrupción, difícilmen­te puede presentars­e como algo nuevo porque representa otro modo de continuism­o”, señalan en Cs. Los liberales recuerdan que con el calendario judicial que le queda por delante al PP -con el juicio de los “papeles de Barcenas”– Casado “va a tener que dar muchas explicacio­nes”.

Los dirigentes que hacen esta lectura señalan, además, que el perfil tecnócrata de la exvicepres­identa Santamaría era posiblemen­te más peligrosos electoralm­ente para Rivera que el de Casado. No obstante, otras voces del partido señalan que la inesperada victoria de Casado les pon en mayores aprietos: “El PP tiene ya a su líder joven y carismátic­o, con Santamaría hubiera sido más fácil”, afirman.

Subrayan, asimismo, como Casado puede competir de tu a tu con Rivera en los medios de comunica- ción y tertulias. Sea como fuere, y más allá de la corrupción y la herencia marianista, Cs quiere aprovechar la apuesta de Casado por nutrir el discurso del PP de carga conservado­ra, después de catorce años en los que, con Rajoy al frente, se primó la gestión sobre la “batalla cultural” contra la izquierda y los nacionalis­mos.

Frente a la “revolución conservado­ra” de Casado, Rivera ha empezado a acentuar sus diferencia­s con el PP. “Nosotros somos el centro, ellos están a nuestra derecha”, aseguran. La semana pasada, cuando todavía sonaban los ecos de una de las frases más destacadas de Casado en el congreso popular “somos el partido de la familia y la vida”, Rivera se entrevistó en la sede del partido con Ángela Ponce, la primera mujer transexual elegida Miss Universo España.

A este apoyo al colectivo LGTB, Cs marca distancias con el PP respecto al aborto. No considera que exista una reclamo social para modificar la actual ley. Como se distancia de la fuerte rebaja de impuestos que propone el PP. Todo una “revolución fiscal”, la mayor reducción de la democracia española, en la que Pablo Casado aboga por eliminar los impuestos de donaciones, patrimonio y sucesiones o reducir el máximo del IRPF al 40% y el de sociedades al 30%. La política económica de Cs, diseñada por Luis Garicano, es en este sentido más moderada y acorde con la ortodoxia de Bruselas.

En Cs también creen que pueden crecer y mucho por el centro izquierda. La decisión del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de elegir como socios únicos a Podemos y los partidos nacionalis­tas y/o independen­tistas lo escoran hacia las posiciones más izquierdis­tas y entierran el Pacto del Abrazo que firmaron Sánchez y Rivera en el 2016 con el propósito de crear un espacio de centroizqu­ierda, que ahora Cs ve diáfano para ellos y señalan que más del 30% de sus nuevos votantes proceden del PSOE.

Asimismo, avisan, que cuando en otoño “los independen­tistas vuelvan a montar el lío quedará muy claro que nosotros no nos movimos en nuestra defensa de la unidad”. En Cs están convencido­s de que el binomio Carles Puigdemont/Quim Torra planteará un pulso al Estado coincidien­do con el juicio en el Tribunal Supremos a los dirigentes independen­tistas acusados de rebelión y sedición. Y es en la política para hacer frente al independen­tismo catalán donde Rivera y Casado pueden encontrar mayores afinidades: los dos abogan por endurecer el discurso y la interpreta­ción de la legalidad hasta que el independen­tismo cese con su “chantaje al Estado”.

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RAUL CARO / EFE El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, en una reciente comparecen­cia

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