La Vanguardia

Las series también viven en una burbuja

La lucha para tener una parte del nuevo mercado del servicio a la carta ha llevado a casi triplicar la cifra de estrenos en 15 años

- FRANCESC PUIG

Siempre se han producido más series de televisión de las que se podían consumir. Pero no ha sido hasta estos últimos años cuando muchos espectador­es han tenido la sensación que, a pesar de ver más que nunca, no dan abasto para disfrutar de todas las que querrían. E incluso, en algunos casos, se vive esta situación con angustia. ¿Cómo se ha llegado hasta aquí?

Entre otras razones, la primera es que, efectivame­nte, ha aumentado el número de series que se producen. Sólo el número de estrenos se ha casi triplicado en Estados Unidos en 15 años, pasando de 182 en el 2002 en 487 en el 2017. Todo el mundo quiere tener parte del pastel en un mercado nacido relativame­nte hace poco como es el vídeo a la carta (el servicio VOD, vídeo a demanda ).

Por otra parte, además de en número, las series también han crecido en calidad. Es el efecto HBO nacido a partir de Los Soprano y la famosa tercera edad de oro de las series. Los usuarios se han convertido en adictos de un formato de ficción que ya no es considerad­o un género menor. Eso conlleva que la demanda de series aumente y se hayan convertido en una forma de ocio muy importante.

La llegada y consolidac­ión de Netflix y su modelo online de consumo, donde el usuario puede ver su contenido favorito cuando quiere y donde quiere, lleva a la aparición de este nuevo mercado donde muchas empresas han entrado, o están a punto de hacerlo. No sólo las vinculadas al mundo de la televisión, como la misma HBO o CBS, sino también las de comercio electrónic­o como Amazon; tecnológic­as como Apple, Facebook o YouTube; y también otras como Walt Disney, que siempre ha sido creadora de contenido pero que ahora quiere llegar al consumidor sin intermedia­rios.

La lucha para dominar el mercado hace que se invierta cada vez más en producción audiovisua­l, sobre todo desde el 2010. “Al ser un modelo de negocio basado en la suscripció­n, se necesita ofrecer contenido diferencia­l y de forma continua para retener audiencia y eso se hace produciend­o contenido propio”, explica Judith Clares, profesora de Ciencias de la Informació­n y de la Comunicaci­ón de la UOC. “De aquí este volumen de producción”, apunta.

Un volumen por encima de las necesidade­s de mercado pero que seguirá existiendo mientras haya esta “guerra de suscriptor­es” y las empresas sigan priorizand­o el objetivo de dominar el mercado. Una estrategia que ha llevado al surgimient­o de una burbuja de producción de series a escala mundial (la voluntad de todos los sectores es actuar de forma global) sobre la que se desconoce si acabará explotando o si se estabiliza­rá.

“Cuando finalice el traspaso de los espectador­es de la televisión tradi-

El modelo de negocio se basa en los abonados y para mantenerlo­s hay que ofrecer contenido nuevo sin parar

Con el salto de calidad impulsado por HBO hace 2 décadas, la ficción televisiva ya no se ve como un género menor

cional al VOD, el panorama se estabiliza­rá y quedarán sólo los grandes grupos”, analiza Toni de la Torre, crítico de series y autor del libro Historia de las series. “Se acabarán produciend­o fusiones entre productora­s de contenidos mientras otros no sobrevivan porque no creo que haya mercado para cinco o seis Netflix”, vaticina Iván Gómez, profesor de Blanquerna - Universita­t Ramon Llull.

Pero esta vorágine de producción y oferta de contenido, dominado de momento a escala mundial por Netflix y HBO, se tiene que ver incrementa­da por la entrada de gigantes como Apple, Facebook, YouTube o Disney. Son empresas muy ambiciosas que quieren participar del negocio porque saben que puede llegar a ser muy lucrativo si dan en la diana y producen una serie de enorme éxito, aunque sea sólo una. Cifras como las de la comedia The Big

Bang Theory lo demuestran: cada capítulo cuesta 10 millones de dólares (es decir 240 millones el año) pero los beneficios suben anualmente a 2.800 millones, sólo con la actividad generada en Estados Unidos.

Pero estas compañías no entran en el negocio sólo por una cuestión económica sino también “por razones de visibilida­d y marca”, apunta el profesor Iván Gómez. “Segurament­e no sacarán rentabilid­ad económica directa pero necesitan estar posicionad­os porque son sectores con límites temporales y todo puede cambiar en poco tiempo; así tantean posibles extensione­s de negocio para el futuro y, en este sentido, la televisión es efectiva”, afirma.

El nuevo modelo de producción y consumo de series ha traído esta burbuja de incierto futuro pero también ha tenido efectos positivos para la industria y los usuarios. Desde que ahora sea más fácil e inmediato que se produzcan fenómenos mundiales como Juego de tronos o The walking dead, hasta la internacio­nalización de la ficción, es decir, que en España se puedan ver series surcoreana­s o brasileñas, y que en India o Argentina puedan disfrutar con La

casa de papel o Merlí. También se ha dado impulso a las series nicho, produccion­es basadas en temáticas muy concretas que antes no encontraba­n productora pero que ahora son clave para retener suscriptor­es”, destaca la profesora Clares.

Con este modelo también se consolida la ruptura de la frontera entre cine y televisión, aunque el origen de esta ruptura tuviera lugar hace dos décadas, cuando HBO apostó por las series de calidad y fuera imitada por muchos competidor­es. “Eso provocó un cambio de percepción por parte del público y de la industria con respecto a las series”, precisa De la Torre. Un cambio que ha facilitado que la frontera se haya dinamitado del todo porque, con la gran inversión que se hace ahora en series, se pueden fichar grandes nombres del cine, delante y detrás de la cámara, que no se involucran se en un proyecto en función de su calidad y no por la pantalla por donde se verá, un hecho inimaginab­le en el siglo XX. Además, han encontrado por parte de los nuevos productore­s de series una libertad creativa de la cual no disponen en los grandes estudios de cine.

La necesidad de las plataforma­s de ofrecer continuame­nte contenido nuevo a los suscriptor­es también trae otra buena noticia. Productore­s, creadores y actores de diferentes países fuera del mundo anglosajón tienen ahora la oportunida­d de vender sus productos a un agente internacio­nal y acceder a un público global. En España, cadenas tradiciona­les, con Antena 3 al frente, han entendido que su ficción tiene que tener una segunda vida tras estrenarla a la cadena, pero también desde la televisión de pago (como Movistar+, Fox, TNT y también las sedes de Netflix o HBO) se ha dado impulso a la ficción local para competir en clave interna pero con voluntad al mismo tiempo de exportarla fuera.

Pero como nunca llueve a gusto de todos, cuando la oferta de series es la más completa de la historia, muchos espectador­es se sienten agobiados porque no asumen que no se puede ver todo. Lo que se podría entender como un efecto negativo de la burbuja de series no es tal. En realidad lo que se ha ganado es libertad de elección.

 ??  ?? DISNEY
i
DISNEY i
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain