Vocación cultural
CÉSAR LÓPEZ ROSELL (1940-2018) Periodista
Este fin de semana Peralada se ha levantado triste. César López Rosell, uno de los periodistas habituales de la cita ampurdanesa, nos ha dejado de una forma tan repentina que parecía una de sus clásicas ironías. Su última visita al festival fue hace un par de semanas, con motivo de la Giselle que presentó el Ballet du Capitole. Al día siguiente de escribir la crónica de este ballet para El Periódico de Catalunya, López Rosell ingresó en el hospital de Sant Pau para hacerse unas pruebas. Inmediatamente le fue descubierta esa enfermedad que aparece y se te lleva cuando menos te lo esperas. La profesión, su esposa y sus amigos lo despidieron este sábado en el tanatorio de Collserola.
Con César hemos compartido mil y una batallas, viajes, espectáculos, horas en los aeropuertos y charlas interesantes. Amante de la música en todas sus vertientes, lo encontrabas tanto en el Liceu disfrutando de una ópera de Wagner como en L’Auditori con una propuesta de música barroca. Su analítica reflexiva de los espectáculos a los que acudía enriqueció el discurso cultural en Catalunya.
Su carrera como periodista se había iniciado en el campo deportivo. Originario de Lleida, se formó en la prensa local y fue jefe de deportes del Diario de Lérida, formando equipo con gente como Tatxo Benet o el también fallecido Enric Bañeres, que condujo la sección de Deportes en La Vanguardia. En 1981 lo fichó El Periódico para el Mundial de fútbol, aunque más tarde dirigió El Dominical.
Su destino, no obstante, en el diario barcelonés en el que pasó un cuarto de siglo de su vida era la sección de Espectáculos, que dirigió durante años, hasta jubilarse, en el año 2007. Lo cual no significó que dejase el periodismo. Reconvertido en crítico musical y teatral, estuvo once años cubriendo todo tipo de citas culturales, en Barcelona o fuera de ella. Y no faltaba a ningún estreno de los montajes operísticos de La Fura dels Baus, ya fuera en Europa, en Estados Unidos o en Australia. Carlus Padrissa y Àlex Ollé recibían el pasado jueves por la noche con consternación la noticia de su fallecimiento.
Era en estos contextos en los que teníamos oportunidad también de intercambiar opiniones sobre el presente y el futuro de la prensa escrita. La necesidad de ofrecer al lector de papel la crónica de lo que había ocurrido la misma noche anterior no fue un obstáculo para él. Incluso en edad de jubilación mantenía su actividad y entregaba sus textos con la inmediatez que los nuevos tiempos requieren.
Inseparable de su mujer, la también periodista Esperanza Navarret, recorrían juntos los festivales de música clásica de medio mundo. El último en el coincidimos, el festival de la Primavera de Praga, nos dio la oportunidad de compartir butacas en la sala Dvorak del Rudolfinum mientras atendíamos al programa Jerusalem de Jordi Savall, de quien el propio César era gran admirador. Su constancia e interés real por lo artístico le convirtieron en un referente incluso de grandes cantantes de ópera.
Tus colegas te echaremos de menos.
Empezó a trabajar en deportes y acabó siendo un referente de la crítica musical y teatral