La Vanguardia

El Barça espera que Dembélé despegue por fin este año

El Barcelona confía en encauzar al francés tras un año de lesiones y distraccio­nes

- CARLES RUIPÉREZ

Ousmane Dembélé fue presentado como futbolista del Barcelona el 28 de agosto del 2017. Era el fichaje más caro de la historia del club: 105 millones más 40 variables. Por juventud y por potencial, en los despachos comparaban a Dembélé con el Ronaldo que llegó del PSV en 1996 y que explotó en aquella temporada –su única de blaugrana– a las órdenes de Bobby Robson. Entonces, al francés nadie se atrevía a imaginarle un techo. De hecho, el contrato de traspaso con el Borussia Dortmund incluso recoge una cláusula planteándo­se que Dembélé podría llegar algún día a ganar el premio The Best al mejor jugador del mundo. De eso hace once meses. Pero el francés aún no ha terminado de despegar. A sus 21 años, sólo ha mostrado algunos detalles, escaramuza­s, chispazos, pero no ha presentado todas sus credencial­es en el Camp Nou. En el Barcelona confían en que el segundo año sea mejor que el primero, en el que se lesionó mucho y se distrajo demasiado.

En el Barça aguardan a Dembélé. Y es una espera doble. Por un lado, buscan que exprese todo su fútbol mientras cuentan los días hasta que el extremo se incorpore al trabajo tras el Mundial de Rusia, que ganó con Francia.

Pero Dembélé tiene un problema: el extremo francés volverá a ser el último en llegar. Por segundo año consecutiv­o empezará la Liga corto de preparació­n. El verano pasado se declaró en rebeldía, se marchó de Dortmund y dejó de entrenarse para instalarse en Mónaco como medida de presión para forzar su venta al Barça. Eso sin duda no le ayudó físicament­e, y al segundo partido como titular, en Getafe, se rompió el tendón del bíceps femoral de la pierna izquierda al intentar un taconazo para evitar que el balón se perdiese por la línea de fondo. Tuvo que ser operado y no regresó hasta cuatro meses después, ya en el 2018.

Ahora el jugador apura sus vacaciones ya que hasta el 15 de julio estuvo compitiend­o. Él, Umtiti y Rakitic deben incorporar­se a la disciplina del Barça el lunes 13 de agosto. Es decir, que se pierden la Supercopa. Y cuando lleguen, sólo faltarán cinco días para el inicio de la Liga. A más de uno en el Barça le gustaría un gesto de Dembélé, como que sacrificas­e unos días de fiesta para ponerse a tono más rápido, algo a lo que evidenteme­nte nadie puede obligarle. Mañana, por ejemplo, vuelven al trabajo en la ciudad deportiva Messi, Piqué, Busquets y Alba. Mientras, Ter Stegen ya está en Dallas en la gira.

Pese a esa irreverenc­ia y despreocup­ación que transmite en su vida, Dembélé, en cambio, tiene la piel fina y se ha sentido amenazado por la contrataci­ón del brasileño Malcom, extremo como él, de su misma edad, ex del Girondins, al que conoce bien aunque no se enfrentase­n en Francia. Valverde ya se quedó una vez sin un jugador de banda y se ha puesto la venda antes que la herida, por si acaso, pidiendo un jugador de caracterís­ticas similares.

Sin embargo, la llegada de Malcom no significa que no se cuente con el francés, que nunca ha estado en el mercado. Al contrario, se intenta motivarle. Eso es lo que le ha dicho el secretario técnico del Barça, Éric Abidal, compatriot­a suyo y que se ha marcado como reto sacar lo mejor de él. También en el Borussia Dortmund se le encontró competenci­a en la delantera con Reus, Götze, Aubameyang, Kagawa y Pulisic, y acabó dando su mejor versión, con 10 goles y 22 asistencia­s.

“Estamos hablando de un campeón del mundo”, deslizan en la zona noble del Camp Nou para realzar la calidad del Mosquito, como le apodan en el vestuario. Tan cierto es una cosa como que el francés empezó siendo titular para Deschamps (frente a Australia y Dinamarca) y que después sólo jugó dos minutos entre octavos, cuartos, semifinal y la final.

Según la web especializ­ada Transferma­rkt, Dembélé está tasado en 80 millones, en la misma escala que Sterling y Sané, los extremos del Manchester City. Sólo dos futbolista­s del Barça, que son Messi y Coutinho, tienen un valor de mercado superior al del francés. La paradoja es que con esa calidad, Dembélé no tiene asegurado el puesto en el once titular de gala del Barça, por detrás del diez argentino, el crack brasileño y Suárez en jerarquía.

El primer año siempre es el complicado, como le pasó a Laudrup o Neymar. La duda con el francés es si la exigencia le bloquea o le hace espabilar, si el auténtico Dembélé es el de los golazos al Chelsea (derecha), Celta (zurda) o Villarreal (de vaselina tras regatear a tres defensas) o el que fue suplente en Roma, la final de la Copa o el clásico, y el que no estuvo a la altura de Griezmann y Mbappé en Rusia.

MOLESTO POR MALCOM El club asegura que el extremo no está en el mercado, Abidal le motiva, pero otra vez llega el último

PÉRDIDA DE JERARQUÍA Dembélé ganó el Mundial a la sombra de Griezmann y Mbappé; en el Barça va tras Messi, Suárez y Coutinho

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DANI DUCH / ARCHIVO Ousmane Dembélé abandonand­o el campo del Getafe en septiembre tras romperse el tendón del bíceps femoral; tuvo que pasar por el quirófano

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