El Gobierno reprocha el electoralismo de PP y Cs con la inmigración
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“Una grave irresponsabilidad”. El Gobierno advierte que tanto el Partido Popular como Ciudadanos están jugando con fuego al provocar “alarma” en España con la crisis migratoria para arañar un puñado de votos, por mero interés electoral. Una estrategia política de agitación con la que en el Gobierno y el PSOE critican que ambos partidos se están equiparando a las posiciones “xenófobas” del norteamericano Donald Trump y el italiano Matteo Salvini. Así, las visitas a Ceuta que ayer hizo el líder de Cs, Albert Rivera, y que mañana realizará igualmente el nuevo presidente del PP, Pablo Casado, fueron consideradas por altas instancias del Gobierno como meros “paseos políticos por sitios donde hay problemas”. Unos viajes a los que sólo atribuyen “fines electorales”.
En la Moncloa se quedaron atónitos cuando escucharon cómo Casado izaba esta bandera en la pugna partidista el pasado domingo. “No es posible que haya papeles para todos, ni es sostenible un Estado de bienestar que pueda absorber a los millones de africanos que quieren venir a Europa, y tenemos que decirlo aunque sea políticamente incorrecto”, clamó el líder del PP. Tanto Casado como Rivera responsabilizan además directamente a Pedro Sánchez de estar impulsando el “efecto llamada” a España, tras su primer gesto de acoger a los migrantes abandonados a su suerte en el Aquarius, al recuperar el acceso universal al sistema nacional de salud frente a la reforma del PP que retiró la tarjeta sanitaria a los inmigrantes en situación irregular, y al anunciar la retirada de las polémicas concertinas de las vallas de Ceuta y Melilla.
Estas declaraciones políticas de Casado y Rivera, según los asesores de Sánchez, “están instalando en la opinión pública la idea de que la situación migratoria es insostenible y además se ha agravado por el Aquarius”. “Pero los datos lo desmienten –zanjan en la Moncloa–. Este es un problema que va a afectar hoy y mañana a cualquier Gobierno”.
En la Moncloa, así, intentan neutralizar esta ofensiva del PP y de Cs con la crisis migratoria. Y acusan al anterior gobierno de Mariano Rajoy de una “imprevisión absoluta” al respecto, pese a que la “tendencia al alza” de la llegada de migrantes por vía marítima se mantiene desde el 2013, y se disparó especialmente en el 2017. “No se puede hablar, por lo tanto, de efecto llamada por la acogida del Aquarius o el anuncio de la sustitución de las concertinas”, defienden en la Moncloa. “Y los datos –añaden– dicen que en apenas mes y medio el Gobierno socialista ha afrontado la cuestión migratoria con medidas concretas”. Por tanto, zanjan, “más que de efecto llamada se podría hablar de imprevisión en los últimos años, que han obligado
La Moncloa trata de neutralizar la ofensiva: “No hay efecto llamada, sino imprevisión total del anterior gobierno”
a este Gobierno a tomar medidas urgentes”.
El nuevo secretario general del PP, Teodoro García, fue ayer menos contundente que Casado la víspera. Admitió que los inmigrantes irregulares son “las víctimas” y las mafias son las “culpables”, pero que el “responsable” de la situación es Pedro Sánchez. Y, desde la misma valla de Ceuta, Albert Rivera reclamó que Sánchez debe ir “más allá de las ocurrencias, del buenismo y de los comités de marketing, que sólo están creando un efecto llamada”. Pero la ministra del Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, Magdalena Valerio, que visitó ayer el nuevo centro de acogida temporal y derivación de inmigrantes de Chiclana de la Frontera (Cádiz), tachó de “impresentable” que Casado y Rivera busquen un “camino hacia la confrontación” entre los españoles y los inmigrantes. Y también la secretaria de Estado de Migraciones, Consuelo Rumí, acusó al presidente del PP de abrazar un discurso “alarmista” y “de confrontación”, lo que consideró “una irresponsabilidad política”. Además, le vinculó con las derechas “reaccionarias” europeas, asegurando que se está acercando a las posiciones del ultraderechista Matteo Salvini.