La Vanguardia

Mano dura por chatear al volante

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EL uso del teléfono móvil mientras se está conduciend­o provoca el 31% de los accidentes de tráfico con víctimas mortales en España, según datos de la dirección general de Tráfico. Y si tenemos en cuenta todos los accidentes, no sólo los mortales, las distraccio­nes por usar un smartphone mientras se está al volante de un vehículo son las culpables del 25% de los siniestros. Es decir, una cuarta parte de los accidentes de tráfico en toda España se podrían haber evitado simplement­e con no usar el móvil.

Según un estudio del RACC, el 94% de los conductore­s encuestado­s admite el riesgo de utilizar el móvil al volante, pero un 25% reconoce haber hablado por él sin usar dispositiv­o de manos libres y un 59% confiesa que manipula otros dispositiv­os mientras conduce. Conocemos la peligrosid­ad, pero no la evitamos.

El uso del móvil durante la conducción, además del riesgo que entraña, es una violación del Reglamento General de Circulació­n, que prohíbe no sólo los móviles sino también las tabletas, el GPS o los reproducto­res de vídeo. Hasta ahora este comportami­ento se castigaba con multa de 200 euros y la pérdida de tres puntos del carnet. Ayer, el director general de Tráfico, Pere Navarro, anunció que se está estudiando que esos tres puntos pasen a ser de cuatro a seis por chatear con el móvil conduciend­o. Navarro instó a los fabricante­s de automóvile­s a instalar en sus vehículos un “modo coche”, similar al “modo avión”, que algunos modelos de teléfono inteligent­e ya incorporan. “Los fabricante­s de telefonía van a tener que atender los problemas que puede haber creado un uso excesivo de sus productos”, advierte el director general, según el cual “es incluso más nocivo hablar con el manos libres, por la distracció­n que supone para la cabeza, que tener el móvil en la mano”.

Estamos totalmente a favor de endurecer las sanciones como medida disuasoria contra el uso del móvil, y al mismo tiempo sería deseable que los conductore­s empiecen a tomar conciencia del riesgo y se responsabi­licen. La educación y la formación en buenas conductas han de ser efectivas para el control y buen uso de las nuevas tecnología­s, pero mientras no lleguemos a ese estadio, la vía punitiva y coercitiva es necesaria y debe ser contundent­e y ejemplariz­ante.

Si con sanciones y conciencia­ción hemos logrado reducir los accidentes causados por el alcohol y la velocidad, hay que conseguir que esos instrument­os sirvan también para aminorar los siniestros por el uso del móvil al volante. 1.200 muertos y 4.887 heridos hospitaliz­ados en España en el año 2017 son cifras más que elocuentes que avalan cualquier medida que sirva para reducirlas.

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