Pablo Casado, ¿hacia dónde?
En las postrimerías de Mariano Rajoy, el PP vivía en un ¿hasta cuándo? Cada amanecer se encendía un nuevo caso de corrupción, un nuevo descubrimiento en las operaciones –Gürtel, Púnica, Lezo y por ahí adelante– que instruían los juzgados, e incluso fraudes en las titulaciones académicas de sus líderes. A Madrid se sumaba Baleares, Valencia, Alicante, Castellón, Murcia y crecía el índice onomástico con inclusión de apellidos de máxima sonoridad –Rato, Camps, Zaplana, Cotino, Matas, Barberá, Bárcenas, Aguirre...–. El presidente del PP parecía insumergible. Pero una moción de censura por la que nadie hubiera apostado un euro, máxime después de que Rajoy lograra aprobar los presupuestos, se lo llevó limpiamente por delante.
En el fin de semana se hizo la mudanza en la Moncloa, la mecánica institucional funcionó de manera impecable y quedó convocado el congreso extraordinario del Partido Popular para remediar la orfandad abierta por la dimisión del presidente. Su abandono súbito de la sede nacional de la calle de Génova parecía el desalojo de un incendio. Pero, sin que comparecieran los bomberos, Mariano se fue al puesto que tenía allí, en el registro de la propiedad de Santa Pola. Volvía al puerto seguro, a la verdadera vocación, a la plaza reservada que le estaba esperando desde hacía décadas, gestionada con mimo por el amigo colindante Francisco Riquelme.
Hubo estreno de primarias. Entre los dos finalistas, los compromisarios prefirieron a Pablo Casado, que parecía desafiar al aparato al mismo tiempo que recibía su apoyo, Cospedal mediante. Quedó derrotada Soraya Sáenz de Santamaría, que había sumado demasiados contrarios. Empieza a escribirse otra página. Cambia toda la jerarquía. La portavoz en el Congreso, Dolores Monserrat, dará un sonido distinto al de su predecesor Rafael Hernando. De modo que, superado el ¿hasta cuándo? marianista, se empezará a despejar la incógnita del ¿hacia dónde? Pablo Casado buscará alcanzar el poder pensando que la línea recta es la distancia más corta entre dos puntos pero, como el poder se desplaza, la suma de sus rectitudes instantáneas e infinitesimales describirá una curva, la misma que traza el perro en persecución de su amo. Atentos.