Soluciones de urgencia
La UE y los países norteafricanos centran la respuesta a la crisis migratoria
Polideportivos que se colapsan nada más abrirse; barcos de Salvamento Marítimo varados en el puerto mientras sirven de refugio; patios de comisarías habilitados como dormitorios de emergencia; alcaldes y concejales que tienen que buscar alimentos y ropas y emitir bandos para recabar ayuda de los vecinos y, por encima de todo, el trabajo a destajo de voluntarios, oenegés y fuerzas de seguridad para intentar poner algo de orden en la llegada masiva de inmigrantes a las costas andaluzas, especialmente a las gaditanas.
Mientras en Andalucía se intenta paliar como se puede la situación, el Gobierno inició ayer una ofensiva política en varios frentes en su búsqueda de una solución, al menos provisional. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se dirigió formalmente por carta a la Unión Europea en solicitud de más medios, mientras el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, pasó la jornada en Mauritania y el de Exteriores, Josep Borrell, se dirigía a su homólogo marroquí en busca de explicaciones a la reciente avalancha de pateras.
Grande-Marlaska se desplazaba ayer a Nuakchot, la capital de Mauritania, en un viaje que ha causado cierta sorpresa, ya que hace años que no sale ninguna patera desde ese país hacia las costas canarias. El titular de Interior manifestó su preocupación por el hecho de que las mafias del tráfico de personas puedan cambiar las rutas del Estrecho de Gibraltar y reabran de nuevo las del Atlántico. “La situación de los flujos migratorios actuales y otras circunstancias, como el cierre de algunas partes del Mediterráneo, hace que las mafias echen la vista hacia otras rutas y esas rutas pueden ser las atlánticas”, manifestó Marlaska.
El ministro se desplazó después a Nuadibú, 470 kilómetros al norte de Nuakchot, para visitar el destacamento de la Guardia Civil y de la Policía Nacional que hay en esa ciudad. Las costas de Nuadibú fueron uno de los epicentros de la crisis de los cayucos en el 2006, cuando cerca de 32.000 inmigrantes irregulares llegaron a Canarias tras partir en precarias embarcaciones desde Mauritania y Senegal.
El ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, desveló ayer que el domingo habló con su homólogo marroquí, Nasser Bourita, quien le aseguró que por parte de Marruecos “no hay ningún cambio de actitud” sobre la inmigración, “ninguna intención deliberada de dejar que aumente el flujo”. Borrell atribuyó el aumento de llegadas de migrantes a las costas españolas al cierre de la ruta libia, que ha hecho que aumente “de manera natural” la presión sobre el Mediterráneo occidental.
Mientras, las personas que se dejan la piel sobre el terreno se preocupan de conseguir alimentos, ropas y enseres, y los vecinos, como ya ocurriera en junio en Tarifa, se vuelcan en proporcionar ayuda, algunos políticos y representantes sindicales y policiales intentan sacar tajada interesada de la gravedad de la situación.
El portavoz de la Asociación Española de Guardias Civiles (AEGC), Raúl Lobato, criticó la visita de Grande-Marlaska, a Algeciras “porque ya no nos valen palmaditas en la espalda”. Los representantes de los agentes lamentan que “llegó el problema y la única solución que se encontró
CERRAR TODOS LOS FRENTES Grande-Marlaska visita Mauritania preocupado por una reapertura de su ruta
COOPERACIÓN INTACTA Borrell asegura que Marruecos no ha dejado aumentar el flujo de inmigrantes
fue aumentar las horas de trabajo de los guardias, pero ni así se puede controlar la situación”. En las últimas horas algunas decenas de guardias civiles de Sevilla y Málaga han sido trasladados a la zona.
Ayer lunes y el pasado domingo el número de rescatados cuando intentaban llegar a las costas españolas descendió notablemente respecto a días pasados. La entrada de viento de levante en el Estrecho parece haber frenado la salida, aunque más de 1.500 personas siguen confinadas en varias instalaciones de las localidades de Algeciras, Barbate, Los Barrios, San Roque, Cádiz o Jerez a la espera de los trámites de identificación. Algunos están a la espera de iniciar los trámites ante la Policía Nacional, según la Ley de Extranjería, y otros ya en centros cedidos a Cruz Roja a la espera de salir a un destino, como es el caso de Cádiz, Jerez y San Roque.
El director de la Policía, Francisco Pardo Piqueras, visitó ayer Algeciras para “apoyar y reconocer” la labor policial ante la llegada masiva de inmigrantes. Desde hace diez días, la Policía aplica la operación Minerva, que refuerza las inspecciones de frontera en los puertos de Algeciras, Tarifa (Cádiz) y Ceuta para luchar contra la inmigración ilegal.