De las Termópilas a la Gran Via
Los taxistas de Barcelona, envalentonados, deciden en una asamblea nocturna en el paseo de Gràcia que aguantarán hasta el final
La defensa del asedio Numancia, la batalla del paso de las Termópilas… y ahora el campamento de taxistas de la Gran Via, sobre todo de sus tramos más céntricos. “Ni un paso atrás, ¡ni un paso atrás!”, gritaron una y otra vez los taxistas de Barcelona en la gran asamblea celebrada anoche en el corazón del paseo de Gràcia. “De la Gran Via no nos movemos”. “Huelga indefinida”. “Ahora o nunca”, gritaron una y otra vez los taxistas, y sus parejas, y también sus hijos. Barcelona continúa secuestrada.
En realidad la decisión de los taxistas de Barcelona y su área metropolitana ya estaba tomada desde hacía rato. Todos interpretaron la nota de prensa del Ministerio de Fomento como una traición, como que les estaban tomando a cachondeo. Y mientras los representantes del gremio regresaban en AVE a Barcelona, sus grupos de WhatsApp hervían atestados de mensajes llamando a la resistencia, a la huelga, a la lucha sin desfallecer…
Y si en la defensa del asedio de Numancia prefirieron quitarse la vida antes que caer derrotados y ser sometidos, si en la batalla del paso de las Termópilas lucharon sabiendo que no tenían ninguna oportunidad de sobrevivir, los taxistas de Barcelona y su área metropolitana acampados ayer en los tramos más céntricos de la Gran Via se mostraron bien dispuestos a sacrificar sus vacaciones de verano, a retrasar el pago de sus hipotecas, a perder todo lo que haga falta. El sacrificio del resto de ciudadanos es una cuestión menor.
Al menos así se manifestaron los más dispuestos a levantar la voz. En estos saraos quienes más gritan se llevan siempre todo el protagonismo. “Si perdemos ahora el empuje
“Si los políticos se van de vacaciones sin arreglar nuestro problema vamos a bloquear las fronteras”
estamos perdidos”, decían unos y otros mientras aguardaban la llegada de sus representantes. “Ahora tenemos la fuerza, ahora podemos hacernos notar ¿qué vamos a hacer si no? ¿una manifestación cada semana?”. “Los tenemos a todos cagados, si aflojamos acabarán haciendo lo que les dé la gana”. “Huelga indefinida”. “De aquí no se mueve nadie”. “¿Las molestias a la gente? Antes está el futuro de nuestras familias”.
Sí, huelga indefinida, y de la Gran Via no se mueve nadie. Y, tal y como comentaba uno de los líderes del gremio en un pequeño corrillo, esto no es más que el principio. “Si los políticos se atreven a irse de vacaciones sin solucionar nuestros problemas bloquearemos las fronteras y las principales infraestructuras del país. La ley les permite solucionarlo todo ahora. Es cuestión de voluntad. Nosotros demostraremos que tenemos mucha voluntad”. Estas palabras, afortunadamente, al menos por ahora, no son más que una bravuconada, pero reflejan el sentir de los taxistas. En realidad en la asamblea no se podía escuchar ni un pimiento. Las explicaciones de los recién llegados de Madrid eran a cada momento interrumpidas por espontáneas proclamas muy encendidas. Aquí todo el mundo está muy imbuido por la épica. Como en las Termópilas.