El vehículo de alquiler con conductor tradicional pide no ser confundido
Eran vehículos con licencia de alquiler con conductor (VTC) mucho antes de que Uber y Cabify fueran ni tan siquiera una idea. Se trata de cerca de 400 furgonetas y coches de alta gama que prestan servicio a hoteles de lujo y grandes empresas y que llevan décadas de convivencia armónica con los taxistas. En escenarios como el Mobile World Congress tienen clientes diferenciados y hasta hace unos años se les veía incluso compartir anécdotas en las largas esperas.
Todo eso ha cambiado con la llegada de las nuevas plataformas. Hay más coches de apariencia similar a los suyos circulando por las calles y desde el inicio de los paros se han convertido en blanco de los taxistas aunque no tengan nada que ver con Uber ni Cabify.
“Estamos del mismo lado que los taxistas, nosotros también nos vemos perjudicados y exigimos el cumplimiento de la ratio de una VTC por cada 30 taxis”, reconoce un conductor que prefiere no ser identificado de ninguna manera. Explica que entre las empresas de alquiler de vehículos de lujo con conductor, hay las que han aprovechado para adquirir licencias VTC y apuntarse a la nueva tendencia pero otras son fieles a sus orígenes y se muestran muy críticas con el aumento de licencias..
En algunos casos han optado por poner una nueva etiqueta que reza “VTC tradicional Catalunya” para diferenciarse de los nuevos actores aparecidos en el sector pero el mismo conductor lamenta que “hay taxistas incontrolados que no distinguen y salir a la calle a trabajar tal y como está el patio es jugarse la cara”.
Así las cosas, los pocos que se atreven a circular durante la huelga de taxistas han optado por hacerlo de paisano, siendo lo más discretos posibles para evitar que los confundan. El plan de camuflaje pasa por quitarle la pegatina identificativa al coche, dejar el traje y la corbata en el armario y vestir con una indumentaria más informal. También le piden a alguno de los pasajeros que se ponga en el asiento del copiloto en lugar de en la parte trasera para aparentar lo menos posible que se trata de una VTC. Los cristales tintados y el coche de alta gama impoluto sí que no hay manera de esconderlos.
Los trabajadores se han quitado el traje y llevan pasaje de copiloto para evitar ser confundidos con Uber y Cabify