Los resucitados de Milo Rau
L’assaig
Concepto y dirección: Milo Rau
Texto: Milo Rau y equipo
Intérpretes: Tom Adijbi, Suzy Cocco, Sara de Boschere, Sébastien Foucault, Fabian Leenders, Johan Leysen
Lugar y fecha: Teatre Lliure, Grec’18 (29/VII/2018)
Con un proyecto como L’assaig del suizo Milo Rau el teatro se reivindica como un arte muy vivo. Sobre el sólido antecedente de ser uno de los principales representantes del teatro documental está construyendo un nuevo discurso sobre el teatro. De cómo asumir –espectador e intérprete– las manifestaciones humanas más extremas (dolor, violencia, muerte) en el escenario. Su genialidad: sobre la base del documento se reflexiona sobre ficción y tragedia.
El hecho: el asesinato de Ihsane Jarfi. De Lieja, 32 años, homosexual, padre de origen magrebí; secuestrado, apaleado y abandonado, desnudo y moribundo, en un bosque por cuatro hombres, vecinos de uno de los barrios más tocados por el declive económico de la ciudad valona. La alargada sombra de la muerte de Pasolini. Un caso que interesa y sigue uno de los actores de Rau. Pero como ocurrió con The civil wars , el montaje evoluciona hacia una mirada dirigida hacia dentro.
La desnuda puesta en escena es el marco para un diagrama de ideas y estímulos que no parecen responder a un único objetivo. Cada palabra tiene su rol y razón de ser. Cada recurso, un sentido específico. Incluso menciones intrascendentes contribuyen al dibujo. Como la de los hermanos Dardenne. Barrios de Lieja convertidos en el decorado habitual de sus películas y sus habitantes en figurantes. La realidad, con un alto contenido de crítica social, transformada en elementos de ficción. Todo al servicio de un discurso revulsivo sobre qué somos capaces de aceptar en un escenario cuando el contrato habitual se adentra en nuevos territorios. El montaje –un mecanismo de clímax y anticlímax– es la recreación (evocación) de una muerte real. Rememorada por los testimonios de los padres, un exnovio, y uno de los asesinos; documentada por la compañía, y finalmente representada con detalle forense en el escenario.
El desenlace está anunciado, pero aun así nos conmueven y tensan los episodios que conducirán al sufrimiento y la muerte. Nos hipnotiza la fantasmagoría de las escenas que se doblan con sutiles e inquietantes diferencias en la pantalla y en vivo. Nos incomoda saber de antemano hasta qué limite tendrán que llegar los intérpretes –dos no profesionales, siguiendo las pautas del Manifiesto de Gante de Rau– y observar la naturalidad con que asumen luego la exigencia emocional o física. Y nos hará removernos en nuestra butaca-refugio repensar qué es para un intérprete morir o matar. Nosotros, testigos oculares. Una y otra vez (ensayo en francés es “repetition”). El ritual de los resucitados. La inasible razón de la tragedia con perspectiva contemporánea. Una nueva mirada sobre el fantasma del padre de Hamlet. La revelación de un poema de Wislawa Szymborska (Theatre Impressions). El incipiente terror que un texto de Wajdi Mouawad se haga por segundos realidad.
Con un proyecto como ‘L’assaig’, del suizo Milo Rau, el teatro se reivindica como un arte muy vivo