Cody Wilson
Los sectores progresistas se movilizan contra el permiso para hacer armas caseras
ABOGADO
El abogado texano Cody Wilson es el fundador de la compañía Defense Distributed, que ofrece la descarga de archivos por internet para crear armas de fuego con impresoras 3D, a lo que se oponen varios estados.
Qué lejos queda el espíritu de Parkland, cuando el pasado febrero, los estudiantes de una escuela de bachillerato de Florida sublevados por los 17 compañeros muertos en una matanza movilizaron al país reclamando un mayor control de las armas.
El astronauta Mark Kelly puso los pies en la tierra el día que su esposa, la entonces congresista Gabby Gifford, salió malherida en una masacre en Tucson (Arizona) en el 2011. “Son armas muy difíciles de detectar y seguirles el rastro. Tal vez será demasiado tarde la decisión de bloquearlas”, aseguró ayer.
La voz de Kelly se sumó a la de los activistas, a las de los demócratas en el Congreso, alos fiscales generales de 20 estados y a la demanda judicial presentada por ocho estados y el Distrito de Columbia. Todos se unieron en la lucha por frenar la distribución en internet de las instrucciones para construir armas creadas con impresoras de 3D.
Queja atendida. A última hora, un juez federal decretó la paralización temporal de la autorización que entraba hoy en vigor.
Esta autorización la certificó el Departamento de Estado el pasado junio. Sin embargo, el propio presidente Trump se planteó ayer el sentido de esto, en alusión a la creación casera de armas, incluido el fusil AR-15, que en su mayor parte son de plástico y que resultan invisibles a los controles de seguridad. “Estoy indagando en la pistolas de plástico que se venden al público. Ya he consultado con la NRA –la Asociación del Rifle–, no parece que tenga mucho sentido”, escribió en su Twitter.
Cody Wilson, fundador de Defense Distributed y promotor de “las pistolas fantasma”, puso las instrucciones el viernes y, pasado el fin de semana, se habían producido más de 2.500 descargas.
La reacción de Trump se produjo después de la movilización de los estados y los fiscales generales. Chuck Schumer, líder de la minoría demócrata en el Senado, replicó a su tuit. “Tu administración aprobó esto. ¿Qué clase de Gobierno incompetente y peligroso es este? ¿Y debéis consultar con la NRA?”, escribió. “Olvídate de los agentes de seguridad en los aeropuertos al subir al avión”, terció el senador Richard Blumenthal. “No prohibir esto pone sangre en las manos de las autoridades que lo permiten”, añadió.
Wilson, defensor del derecho a las armas y anarquista texano, lleva
Pese a que su Gobierno lo autorizó, Trump se plantea el permiso y lo consulta a la Asociación del Rifle
tiempo en la disputa por esta posibilidad de la fabricación casera de armas. El conflicto arrancó hace cinco años. El Departamento de Estado le ordenó entonces que retirase los archivos de su web. Le indicaron que violaba las regulaciones en los tratos de exportación (es accesible en todo el mundo) y manejaba material y tecnología militar. Wilson presentó una demanda en el 2015 apelando a la Primera Enmienda, que garantiza la libertad de expresión. Este junio, los herederos de aquel Departamento de Estado negociaron y, además de la luz verde, aceptaron pagarle 40.000 dólares por las costas legales.
“Puede haber un serio conflicto con la primera enmienda”, reconoció el juez Lasnik en su decisión, pero atendió la petición “porque puede haber daños irreparables”, matizó en su prevención por la que, por el momento, no debe´ colgarse las instrucciones. A Wilson le sentó fatal.
La alarma creada hizo que hubiera incontables reacciones de oposición, aunque enfocadas en quien le ha autorizado. “El Gobierno traiciona la seguridad nacional”, sostuvo Maura Healey, fiscal general de Massachusetts.
En la demanda de los estados, coordinada en Seattle, se subraya la facilidad que se da a los terroristas, que pueden usar estas armas para saltarse los controles.