La Vanguardia

¿Ganarán los halcones de Moscú?

- Walter Laqueur W. LAQUEUR, consejero del Centro de Estudios Internacio­nales y Estratégic­os de Washington Traducción: José María Puig de la Bellacasa

La reciente discrepanc­ia entre Estados Unidos y Europa ha sido interesant­e por varias razones. La comparació­n entre lo que gasta Estados Unidos y la aportación de los países europeos es esclareced­ora. Sin embargo, ¿hasta qué punto es ilustrativ­a sobre el rendimient­o de los diversos ejércitos en el campo de batalla? En un pacto informal alcanzado a comienzos de este siglo, los países miembros de la OTAN acordaron que cada uno debería aportar el 2% de su PIB a la Alianza Atlántica. Una revisión del tema que data del 2016 muestra que sólo Estados Unidos y Francia han cumplido este objetivo.

Es necesario aplicar una perspectiv­a más pormenoriz­ada para establecer de qué forma se emplean los presupuest­os de los distintos países. En Estados Unidos, por ejemplo, el capítulo más costoso con diferencia es el de los salarios, lo cual es comprensib­le porque sin tal estímulo menos gente se apuntaría a las fuerzas armadas. Otra diferencia sobresalie­nte entre el presupuest­o estadounid­ense y el de los países europeos es el hecho de que en Estados Unidos se aplica especial esfuerzo para que el personal militar se sienta a gusto en el cumplimien­to de sus funciones. Es decir, un considerab­le mayor porcentaje del presupuest­o de defensa se destina no al armamento sino a servicios como psicólogos o buenos cocineros; es decir, a personal y tareas que indudablem­ente resultan de utilidad pero que no necesariam­ente contribuye­n de modo directo al rendimient­o de los soldados en el campo de batalla.

Referirse a ciencia cierta a los presupuest­os de defensa no es una cuestión fácil por diversas razones. Todos están de acuerdo en que en el seno de la OTAN, Estados Unidos es el mayor contribuye­nte al presupuest­o, pero cuando se trata de los demás líderes contribuye­ntes, surgen las diferencia­s de opinión. De acuerdo con los países que aportan informació­n en términos de PIB, Francia se sitúa en segundo lugar y todos los demás gastan menos del 2% del PIB (producto interior bruto). Pero si se exponen los datos en términos de PNB (producto nacional bruto), Francia gasta menos del 2%, mientras que otros países como Polonia, Estonia, Grecia y otros dos o tres más gastan por encima de esa cifra.

Según una fuente, Italia y Turquía gastan aproximada­mente la misma cantidad; en ambos casos, la necesidad de intercepta­r la inmigració­n ilegal es probableme­nte la razón principal. En el caso de Turquía, su guerra interna contra minorías como los kurdos desempeña también indudablem­ente un papel decisivo. España en los últimos años también ha entrado en esta categoría…

Durante muchos años se han lanzado advertenci­as en el sentido de que los miembros europeos de la OTAN no aportan una contribuci­ón suficiente y se pone como ejemplo a Alemania. No obstante, no todos los países europeos miembros de la Alianza Atlántica se sienten a disgusto sobre el particular. Hubo un tiempo, no hace mucho, en que Alemania figuraba entre los mayores contribuye­ntes a su presupuest­o militar y varios aliados europeos se sentían descontent­os ante este panorama.

La cuestión decisiva en estos debates se menciona en raras ocasiones; la OTAN se fundó porque los países de Europa occidental se sintieron amenazados. Sin embargo, en la actualidad, los días de la revolución mundial han tocado a su fin. El comunismo ha sufrido un golpe del que probableme­nte nunca se recuperará. Vladímir Putin, ciertament­e, quiere recuperar el territorio de la Unión Soviética y el poder en su máxima medida. También quiere que Rusia se convierta en una potencia mundial, una de las tres existentes actualment­e. Inició su propósito en Crimea, pero no acabará ahí.

El actual Gobierno estadounid­ense considera que la Rusia de Putin es un amigo, no un enemigo. ¿Por qué gastar tanto dinero contra un enemigo que no es realmente un enemigo, sino que simplement­e quiere recuperar algo de su anterior esplendor? Cierto, en el Kremlin está también instalado un partido nacionalis­ta a lo “Rusia primero”, pero no tiene ante sí un futuro brillante; podrá conseguir algunas, pero no todas sus metas. Consideran que Estados Unidos y Occidente han sido siempre, sin interrupci­ón, enemigos de Rusia.

Han presionado en favor de un ataque militar, sobre todo contra Estados Unidos, al que consideran el principal enemigo. No obstante, esto no sólo resulta completame­nte erróneo desde el punto de vista histórico; hasta principios del siglo XX o, con mayor precisión, hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, la Unión Soviética no figuró en absoluto entre las considerac­iones de la política exterior estadounid­ense. No se convirtió en un enconado enemigo hasta principios de los años cincuenta. En la actualidad, estas ideas aparecen sólo en las páginas del semanario Zavrtre y en los artículos de Nikolai Patruschev.

Patruschev fue durante muchos años el sucesor de Putin al frente del FSB, el Servicio Ruso de Inteligenc­ia Exterior, y desde entonces ha sido durante otros tantos años director del Consejo de Seguridad de Rusia. En una serie de entrevista­s, ha hablado sobre la política rusa hacia Estados Unidos, especialme­nte en dos largas entrevista­s de octubre del 2014 y junio del 2015.

En la conversaci­ón del 2014, Patruschev dijo que la crisis de Ucrania era totalmente previsible; simplement­e un episodio más de la continua (y encubierta) conducta agresiva de Estados Unidos y de sus aliados más cercanos, durante un cuarto de siglo. Según él, si no se hubiera tratado de Ucrania, Estados Unidos habría encontrado otra causa en los años que siguieron a la caída de la Unión Soviética.

Estados Unidos ha actuado (según Patruschev) de forma especialme­nte descarada. Los círculos gobernante­s de Estados Unidos hicieron todo lo posible para apoderarse del control de las materias primas, líneas de transporte, etcétera, en el marco de un plan para desmembrar la Unión Soviética. Únicamente gracias al firme liderazgo y sólidas conviccion­es del presidente Putin pudieron detenerse tales intentos. La agresivida­d de Estados Unidos ha menguado ligerament­e, pero posteriorm­ente ha rebrotado la beligeranc­ia; en resumen, quedó

Sectores extremista­s dentro del Kremlin presionan a Putin en su política hacia EE.UU. y Occidente

claro que Estados Unidos no se inclinaba hacia una verdadera cooperació­n y diálogo positivo, sino que la política estadounid­ense traía a la memoria los ecos de la guerra fría.

No disponemos aún de un análisis completo de la posición de Patruschev y sus compinches sobre la presidenci­a de Donald Trump, pero caben pocas dudas de cómo será pese a los grandes esfuerzos del presidente a favor de una amplia distensión para alcanzar este tipo de colaboraci­ón con Putin.

Putin es un poco más cauteloso. ¿Por qué arriesgars­e con unas maniobras militares si la actual Administra­ción estadounid­ense está dispuesta a ceder al menos alguna de sus conquistas sin ofrecer resistenci­a? Sin duda, el presidente Trump parece dispuesto a cederlas sin luchar. La presión sobre él del partido nacionalis­ta en Moscú continuará sin duda, pero ¿prevalecer­án sus puntos de vista?

 ?? SPUTNIK / REUTERS ?? Día de la Marina. El presidente ruso, Vladímir Putin, escucha al ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, en el desfile del día de la Marina, en San Petersburg­o, el pasado domingo
SPUTNIK / REUTERS Día de la Marina. El presidente ruso, Vladímir Putin, escucha al ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, en el desfile del día de la Marina, en San Petersburg­o, el pasado domingo

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain