“Ta gueule!”
El sol lucía en París el pasado martes 24 de julio por la tarde. Las terrazas estaban llenas de gente tomando algo tranquilamente hasta que una agresión machista en plena calle perturbó la calma del distrito 19º.
La estudiante Marie Laguerre regresaba a casa cuando un hombre de mediana edad le increpó con silbidos y comentarios soeces sobre su físico. La joven, de 22 años, le contestó con un “ta gueule!”, un contundente “¡cállate!” en francés. Pensaba que el agresor no la escucharía pero lo hizo. Y la rabia se apoderó de él. Se volvió y le lanzó un cenicero que la joven logró esquivar con suerte. Ahora, quien se había enervado era ella. No quería echarse atrás, no quería bajar los ojos. Entonces, todo sucedió muy rápido. Él la fue a buscar y, ante la presencia de una decena de personas que estaban en una terraza, le propinó un golpe en la cabeza. Ella se quedó inmóvil, sin mostrar emoción alguna en su rostro. Y él continuó gritando hasta que se volvió para marcharse. Pero no lo tuvo fácil. Algunos comensales se levantaron y le pararon los pies. Incluso uno de ellos cargó con una silla para defenderse del agresor, que empezó a dar explicaciones y acabó por huir. Asustada como estaba, Laguerre se fue enseguida a su casa pero volvió a la escena de la agresión 20 minutos después. Quería denunciar lo ocurrido y necesitaba testigos que declararan a su favor. Todos le dieron apoyo y al día siguiente puso la denuncia.
Esta estudiante de arquitectura lo tiene todo a su favor para ganar el caso. Toda la escena fue grabada por las cámaras del establecimiento. Y encima, su caso ha traspasado fronteras porque la joven compartió las imágenes de la agresión en su página de Facebook, donde también contó lo humillada que se sintió. Las reacciones de solidaridad llegaron enseguida, especialmente de parte del movimiento #MeToo y su versión francesa #BalanceTonPorc.
Ante la popularidad en las redes, el caso tampoco tardó en llegar a conocimiento de las altas esferas del poder. El lunes, la Fiscalía de París abrió una investigación para encontrar al agresor y el Gobierno ha dado todo su apoyo a esta joven estudiante. En unas declaraciones a Le Parisien, la secretaria de Estado para la Igualdad de Hombres y Mujeres, Marlène Schiappa, admitió que el vídeo “le indignó pero no le sorprendió” y aseguró que “la respuesta política debe ser dura y lo será”. Schiappa reconoció que en Francia “está en juego la libertad de las mujeres de circular libremente por el espacio público”. Aunque la legislación actual del país persigue agresiones como la que sufrió Laguerre, el Gobierno quiere dar un paso más. A finales de esta semana está previsto que inicie su tramitación el proyecto de ley que prohíbe el acoso verbal. Según el proyecto, que fue aprobado por la Asamblea en mayo, Francia sancionará con multas de 90 a 750 euros (y hasta 3.000 en caso de reincidencia) a aquellos que sigan a otra persona, que lancen silbidos, miradas insistentes, comentarios sobre el físico o preguntas intrusivas. “La gran novedad será que la ley permitirá intervenir de forma anticipada para evitar el aumento de la violencia. Es primordial prohibir el acoso en la calle, bajamos el suelo de tolerancia”, apuntó Schiappa.
La agresión a Laguerre no sólo ha desencadenado reacciones judiciales y políticas. También expertos en violencia de género han intervenido en el debate. La psiquiatra Muriel Salmona, autora del Livre noir des violences sexuelles, dijo en Le Parisien que este vídeo es “extremadamente importante” porque advierte “del peligro que corren las mujeres e invalida el discurso habitual” de que las mujeres son cómplices de determinadas situaciones.
“Todas nos hemos sentido amenazadas alguna vez. El acoso es cotidiano. Es inadmisible que los hombres se sientan autorizados para humillarnos en la calle. Este comportamiento debe parar de una vez”, publicó en su página de Facebook Laguerre. Al menos, el dolor del golpe en la cabeza queda aliviado por todo el apoyo que ha recibido.
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