Huelga con disfunción social
Los taxistas establecen servicios mínimos después de cinco días en los que los vehículos adaptados han estado bloqueados sin prestar servicio
Juan tiene un 96% de movilidad reducida a consecuencia de una sepsis que sufrió años atrás. Se mueve gracias a una silla de ayuda dinámica tipo scooter que es plegable. “Aunque pesa 17 kilos”, apunta su hija que la acaba de cargar en su vehículo. Si Juan no tuviera una silla motorizada plegable –son más caras de las habituales– y una hija en vacaciones que además dispone de un coche con un maletero grande, seguramente no habría podido acudir a su visita en el hospital de Bellvitge esta semana. Porque Juan es usuario del taxi adaptado, un servicio con función social que la huelga del sector en Barcelona ha bloqueado durante cinco días, hasta que ayer por la tarde se decidió establecer “servicios sociales” gratuitos.
Así se determinó en una nueva asamblea de taxistas celebrada en entre el paseo de Gràcia y la Gran Via, en un clima caluroso y lleno de euforia. Los conductores, convencidos de que las autoridades cederán, decidieron destinar centenares de coches a suplir las necesidades de ciudadanos con problemas de movilidad sin coste alguno. “Tenemos que tener un gesto con esta ciudad –dijo el portavoz de Élite Taxi, Alberto Álvarez, micrófono en mano–. La alcaldesa se lo está currando”. Al poco, centenares de conductores se repartieron por los principales centros médicos e infraestructuras del área metropolitana.
El gesto llega tras cinco días que para algunos usuarios habituales de taxi han sido muy largos. Los traslados médicos para recibir tratamiento se han hecho, como casi siempre, a través de transporte sanitario, pero el paro ha dejado sin servicio otros viajes. Los taxis con función social –subvencionados por la administración– tienen un coste de 2,5 euros para el usuario y son utilizados por personas con problemas de movilidad para las visitas puntuales al médico, a los centros de día, a la sede de la entidad que los representan..., pero también para ir a comprar o ir a ver a los nietos. Para hacerse una idea del bloqueo de los últimos días: los 75 vehículos adaptados de Taxi Amic, con una flota que se dedica exclusivamente a este tipo de transporte, hace 650 servicios diarios y desde el viernes por la tarde no había hecho ninguno. “El problema de esta huelga es que no está reglamentada –señalan en la empresa–, se ha montado de una manera espontánea”.
Las sillas de ruedas tradicionales se pliegan, las eléctricas habitualmente no y requieren de una rampa. A menos que sean como la de Juan –que no es una silla exactamente–.“Todos los trabajadores tienen derecho a mejoras laborales pero todas las personas tenemos derecho a desplazarnos y a que nos dejen hacer nuestra vida con dignidad”, reflexiona la hija de Juan sobre la ausencia de un taxi social que no se han cubierto hasta ayer por la tarde “de forma oficial”. Ahora, se espera revertir una situación que no ha sido más grave por las fechas, finales de julio, y porque también ha habido conductores, que optan por guardar el anonimato, y que han seguido haciendo algunos “viajes” a pesar del paro. Por eso, aunque a cuenta gotas, se han seguido viendo taxis por centros hospitalarios como el Clínic, el Broggi, Vall d’Hebron o Can Ruti. “Se establecen relaciones personales”, justifica el conductor de un taxi adaptado que por voluntad personal ha seguido haciendo servicios de manera puntual. “Soy la forma de que pueda venir al hospital”, sentencia otro taxista con el coche apagado que espera a dos calles de la entrada del hospital Sant Joan de Déu en Esplugues de Llobregat.
Empresas como Taxi Amic, que hacen una media de 650 servicios diarios, dejaron de operar el viernes tarde