Viento, metal y fiesta
Lucky Chops llenaron de música, participación y ritmo el Coliseum
Pasados cuatro minutos de las nueve de la noche, y con las luces de la sala aún encendidas, hicieron acto de presencia en el escenario del teatro Coliseum seis tipos de aspecto playero-veraniego-guiri, uno de ellos con su orondo torso a pleno aire y pantalones cortos verdes. Imagen desenfadada para una propuesta desenfadada como la que ofrecen los Lucky Chops, desenfadada pero de buen amperaje musical y mejor llegada al público.
Porque eso es lo que hace esta brass band de moda, es decir, una banda que solo con instrumentos de viento interpreta sobre todo música propia y algún cover con fuerza, dominio instrumental y una contagiosa empatía escénica. Y fueron ellos quienes anoche dieron el pistoletazo de salida del Mas i Mas Festival.
Ya son dieciséis años echando música a una ciudad que tradicionalmente durante el mes de agosto entraba en un periodo de ayuno sonoro bastante incomprensible. Desde entonces el festival de los Mas se ha acabado convirtiendo en un elemento fundamental del estío local, pasada la avalancha de conciertos de relumbrón y festivales de todo talante y color.
Este año, la organización se ha encomendado al privilegiado escenario del teatro Coliseum, tanto por sus amplitudes interiores como por su ubicación en el céntrico callejero de la ciudad (aunque ayer no dejó de ser insólita la imagen de los taxis parados ante el teatro a modo de silencioso decorado) para sus principales conciertos. Y la cosa no pinta mal si hay que hacer caso a la notable respuesta del aficionado ayer, que no quiso perderse el conciertoshow del sexteto neoyorquino. Muy buena entrada, con público de amplio arco de edad y con evidente predisposición a pasar un buen y entretenido rato con unos notables músicos y un show escénico efectivo de sonoridad intachable.
Con la voz cantante a modo de introductor de músicos, situaciones, y alguna canción en la persona del trombonista Joshua Holcomb, la noche se desarrolló de forma impecablemente planificada, construida de manera que el aficionado musical sin mayores exigencias disfrutara de un repertorio que no cayó en lo fácil y/o manido (la mayoría temas propios de magnífica factura, como Best things o Coco y alguna versión de los Jackson 5 o, al final, Funkytown). Conocedores del oficio, la solvencia instrumental fue espectacular por parte de los saxos Daro Behrooz y Leo P, el trompeta Joshua Gawel, el batería Attis Clopton y, sobre todo, Harry Phillips, a cargo del sousafón, instrumento de aspecto de trompa pero de amplio y sorprendente registros de sonidos, bajo incluido.
En fin, los Lucky Chops triunfaron con música y participación, por ejemplo como cuando hicieron que el público que llenaba la platea siguiera desde sus butacas oscilando sus cuerpos a los sones de Dancin’ babies o corease la extraordinaria exhibición de Hoodoos. Excelente idea y mejor arranque de festival, sin duda.
El público respondió muy bien al concierto de la ‘brass band’ de moda que abrió el Mas i Mas Festival