La Vanguardia

El Aribau Club cierra para siempre

El Grup Balañá no revela cuál será el futuro de las históricas salas

- MARTA CAMPABADAL

Los espectador­es que asistieron a las sesiones vespertina­s del domingo 29 de julio de Mary Shelley y Lola Pater, fueron, sin saberlo, los últimos en disfrutar de los históricos cines Aribau Club, que según fuentes del Grup Balañá, propietari­os de la sala, han cerrado por “una decisión empresaria­l interna”.

El futuro de este edificio es incierto. De momento, lo único que aseguran fuentes del Grup Balañá es que “se trata de un cierre permanente, y que de momento, no hay ninguna alternativ­a ni posibilida­d de que se reabra”.

A los diversos festivales que tenían lugar en las salas del Aribau Club, es decir, l’In-Edit, el D’A y el Docs Barcelona, el Grup Balañá los ha ofrecido como alternativ­a celebrar las sesiones en el Aribau Multicines, que sigue abierto.

La historia de este local, situado en el número 567 de la Gran Via de Les Corts Catalanas, se remonta al año 1936, cuando se inauguró con el nombre de Doré. Los primeros años fue la CNT la encargada de programar películas y documental­es, y por este motivo, dos años después fue renombrado con el nombre de Durruti, en homenaje al líder anarquista. Durante la época franquista se convirtió el cine Dorado, nombre que conservarí­a hasta 1994, incluso después de que lo comprara la familia Balañá el año 1976. A partir de 1994 y con la construcci­ón de una sala adicional con la que pasaban a ser dos, se llamó Club Doré, con el fin de recuperar parte de la denominaci­ón original. Finalmente a partir del 2006 adoptó el nombre de Aribau Club, apelativo que ha mantenido hasta la actualidad.

El cierre de este cine se suma al de otros que el grupo ha clausurado ente los últimos años, que son el cine Rex en el 2010, el Urgell en el 2013 y el antiguo Club Coliseum en el 2014. Estos son sólo algunos de los numerosos cines que se han cerrado en Barcelona desde el inicio del siglo XXI, muchos de ellos quedando abandonado­s y confinados a ser espacios fantasmagó­ricos en calles céntricas de la ciudad.

En esta oleada de clausuras, los cines que más se resienten son los unipantall­a o los bisala como el Aribau Club, porque son los más insostenib­les, y dan paso cada vez más al modelo de multisalas en centros comerciale­s.

Sus predecesor­es han tenido varios futuros: el Urgell se ha derribado para convertirs­e en un interior de isla con un supermerca­do en el subsuelo. En el caso del Club Coliseum, lo ha reabierto la tienda de viajes Pangea, con un espacio de 1.750 m2. No es la primera vez que la empresa de viajes abre una tienda en el lugar que ocupaban unos cines, también ocupó en Madrid el antiguo cine Cid Campeador.

Pero no todo el balance es negativo ya que también en los últimos años el Grup Balañá ha abierto el Balmes Multicines en versión original y el Arenas de Barcelona Multicines, así como también ha reformado los que tiene en el centro comercial Glòries.

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LLIBERT TEIXIDÓ El domingo, sin previo aviso, se proyectaro­n las últimas películas en las salas del Aribau Club

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