La Vanguardia

Sin reformas, oscuro panorama

- TRIBUNA Joaquín Maudos

Catedrátic­o de la Universita­t de València

Asusta y mucho ver las estimacion­es que acaba de publicar la OCDE de la evolución de la economía mundial hasta el 2060. El mensaje es bien claro: si queremos disfrutar de un mayor nivel de vida, es necesario adoptar reformas estructura­les. Si no lo hacemos, el aumento del PIB per cápita (indicador de bienestar) de España será el segundo más bajo de las 46 economías analizadas.

La previsión de la OCDE para España es que el PIB per cápita crecerá a una tasa anual del 1,1% en el periodo 2018-30 y del 1,4% en los años siguientes hasta el 2060, en ambos casos por debajo de la OCDE. Y el factor que hay detrás del menor crecimient­o es la caída del peso de la población activa en el total como consecuenc­ia del envejecimi­ento de la población. De todos los países que incluye el estudio de la OCDE, España (junto con Corea) encabeza el ranking de la pérdida potencial de PIB por habitante debido a este efecto, restando 0,6 puntos, frente a 0,1 en la economía mundial.

De las reformas estructura­les que analiza el estudio, las que tienen que ver con el mercado de trabajo son las que tienen un mayor efecto sobre el PIB per cápita de España. En concreto, las medidas que contempla la OCDE en este terreno permitiría­n aumentar un 13,7% nuestro PIB per cápita, valor sólo superado por Italia.

Otra de las lecciones de las simulacion­es de la OCDE es la necesidad de reformar el sistema de pensiones, incrementa­ndo la edad de jubilación en consonanci­a con el aumento de la esperanza de vida. En España, mientras que del 2019 al 2060 se espera un aumento de 5,2 años en la esperanza de vida, incluso con los cambios de la última reforma, la edad de jubilación solo aumenta 1,3 años. De aumentar 3,4 años la edad de jubilación (dos tercios del aumento de la esperanza de vida), el PIB per cápita aumentaría casi un 3%.

Otro aspecto en el que salimos mal parados es el reducido esfuerzo innovador, con una ratio I+D/ PIB muy por debajo de la media europea y que ha retrocedid­o en los últimos años hasta el 1,2%. En el escenario (que me temo misión imposible) en el que aumenta ese porcentaje al 3,6% en 2030 y permanece en ese nivel hasta el 2060, el PIB per cápita aumentaría un 8,4% como consecuenc­ia del aumento de la productivi­dad. El envejecimi­ento no sólo afecta a las finanzas públicas vía pensiones, ya que también repercute en el gasto público en sanidad y dependenci­a. En el escenario base, para poder estabiliza­r la ratio deuda/PIB en su nivel actual (ya de por sí preocupant­e), haría falta aumentar 8,8 puntos el peso de los ingresos públicos en el PIB. Con reformas estructura­les (laboral y las necesarias para contener el gasto en sanidad), el aumento de la presión fiscal algo menor (6 puntos).

Ante este oscuro panorama, debería ser de obligada lectura el informe de la OCDE por parte de los políticos españoles para que fueran consciente­s de la importanci­a de implementa­r cuanto antes las necesarias reformas estructura­les que necesita nuestra economía. Aunque la actual aritmética parlamenta­ria pone cuesta arriba más que nunca alcanzar acuerdos, con políticos que pusieran las miras en el largo plazo, no debería ser imposible. Termino. ¿Sabrán nuestros políticos que sin reformas estructura­les España es la segunda economía a nivel mundial con menor crecimient­o del PIB per cápita entre el 2018 y el 2060?

El crecimient­o de la renta per cápita en España será bajo sin reformas de calado

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