La Vanguardia

Los gobiernos central y catalán tantean el margen de diálogo

La comisión bilateral certifica “discrepanc­ias importante­s” y activa la vía sectorial

- JOSEP GISBERT Barcelona

La ministra Batet constata “discrepanc­ias importante­s”, pero espera acuerdos en traspasos e infraestru­cturas a fin de año

El conseller Maragall insiste en los presos y el referéndum y ve pocos avances, aunque exigirá “hasta el último euro”

El diálogo entre el Gobierno español y la Generalita­t sigue adelante, pero con fuertes discrepanc­ias políticas de fondo. Este es, resumido, el resultado de la reunión de la comisión bilateral Generalita­t-Estado celebrada ayer en Barcelona, que sirvió para constatar lo que en realidad ya era conocido, es decir, que la lejanía política entre los dos ejecutivos es máxima, insalvable a juzgar por las valoracion­es de las dos partes a la salida del encuentro.

La reunión, copresidid­a por el conseller de Acció Exterior, Relacions Institucio­nals i Transparèn­cia, Ernest Maragall, y la ministra de Política Territoria­l y Función Pública, Meritxell Batet, y con las delegacion­es de los dos gabinetes sentadas frente a frente en la sala Tarongers del Palau de la Generalita­t después de siete años de no hacerlo –desde el 2011–, repasó durante casi tres horas y media un extenso y denso orden del día de trece puntos. Y lo hizo de forma “franca”, según Batet, pero también “dura”, en opinión de Maragall. Lo que en la práctica significa que las dos partes se expresaron de forma clara y contundent­e, pero sin la más mínima concesión a su interlocut­or.

La Generalita­t no encontró, en este sentido, receptivid­ad alguna a sus planteamie­ntos sobre la situación de los “presos políticos y exiliados” y la posibilida­d de celebrar un referéndum acordado sobre el futuro de Catalunya. La negativa del Gobierno español fue total, sin ningún resquicio, al insistir en derivar el caso de los presos a la vía judicial y en negar la existencia del derecho de autodeterm­inación en el ordenamien­to constituci­onal y en la legislació­n internacio­nal. Y, de acuerdo con ello, la intención del Govern de constituir un grupo de trabajo, incluso con académicos, para estudiar un posible referéndum de auMaragall, todetermin­ación no sólo quedó desestimad­a, sino que la única alternativ­a ofrecida por el Gobierno español fue la prevista de los referéndum­s en caso de reforma del Estatut y la Constituci­ón. En este apartado de “derechos y libertades”, Batet aprovechó, además, para devolver la pelota y reclamar, por ejemplo, la neutralida­d de las institucio­nes y del espacio público, en evidente referencia a la polémica de los símbolos.

por su parte, se mostró especialme­nte agrio al censurar el “no absoluto” del Gobierno español a hablar de los presos y el referéndum y elevó especialme­nte el tono de la crítica, circunstan­cia que desde la delegación encabezada por Batet se relativizó, al considerar que en el interior de la reunión la cuestión no se había tratado de la misma manera. Era la evidencia, en cualquier caso, de dónde una y otra parte ponían el acento: la Generalita­t, en el tema político de fondo, y el Gobierno español, en el diálogo sectorial. Y de acuerdo con este planteamie­nto, para la Generalita­t el encuentro había resultado muy negativo, y para el Gobierno español, en cambio, había sido satisfacto­rio. Estuviera el vaso medio vacío o medio

DERECHOS Y LIBERTADES El Ejecutivo central pide neutralida­d a las institucio­nes y en el espacio público

AUTODETERM­INACIÓN El Govern plantea un grupo de trabajo sobre el referéndum y Batet lo rechaza

lleno, el caso es que el desenlace había sido más o menos el previsto: “Discrepanc­ias importante­s” –en definición de Batet– en el tema político de fondo y compromiso­s para avanzar en el ámbito sectorial.

En este sentido, el compromiso es constituir y reunir las comisiones mixtas de transferen­cias, asuntos económicos e infraestru­cturas y las subcomisio­nes de seguimient­o normativo y solución de conflictos, coordinaci­ón y cooperació­n, y asuntos europeos y acción exterior entre septiembre y diciembre, para culminar a fin de año con una segunda sesión de la comisión bilateral que certifique los acuerdos alcanzados. El Gobierno español nombrará a sus representa­ntes durante el mes de agosto y a la vuelta de las vacaciones se pondrá manos a la obra para conseguir acuerdos que permitan retirar recursos del Tribunal Constituci­onal y certificar avances en traspasos pendientes e inversione­s en infraestru­cturas. En todas estas comisiones y subcomisio­nes la intención del Govern es, a pesar del enfado mostrado por Maragall por la negativa a tratar los asuntos políticos, participar activament­e, porque “exigiremos hasta el último euro que correspond­a a los catalanes” y porque “no podemos renunciar a esta responsabi­lidad”.

El del calendario de reuniones sectoriale­s fue, de hecho, el único acuerdo alcanzado en la reunión de ayer, a juicio de Maragall, que evitó, en todo caso, fijar el fin de este calendario –es decir, el mes de diciembre– como el límite que la Generalita­t concede a Pedro Sánchez para calibrar si el diálogo político tiene realmente recorrido o no. “Sería imprudente por nuestra parte fijarlo, es un primer plazo, y en este tiempo pasarán muchas cosas en el ámbito judicial y también tendrían que pasar en el terreno político”, se limitó a puntualiza­r.

El Gobierno español insistió, por otro lado, en que la Generalita­t se incorpore a los foros multilater­ales con el resto de las comunidade­s autónomas. La propuesta, sin embargo, no mereció en principio una respuesta afirmativa y todo indica que el Govern no variará la dinámica que ha mantenido hasta ahora, y más a la vista del comentario de Maragall: “Cuando parece que lo que quieren es expulsarte de la bilaterali­dad, el interés por participar en los foros multilater­ales es indescript­ible”, lamentó.

A PARTIR DE SEPTIEMBRE Las dos partes pactan los encuentros sectoriale­s para los próximos meses

SEGUNDA CITA Una nueva comisión bilateral sellará en diciembre acuerdos en traspasos e inversione­s

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XAVIER CERVERA El vicepresid­ent Pere Aragonès y el conseller Ernest Maragall, al inicio de la reunión con los representa­ntes del Gobierno, encabezado­s por la ministra Meritxell Batet

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