Enric Bertran
Jacinto Rodríguez, de 87 años, ha estado en todas las Copas
PRESIDENTE FED. CAT. NATACIÓN
El Europeo de waterpolo de Barcelona, impulsado por Enric Bertran (58) desde la Federació Catalana, ha cerrado con éxito de público y organizativo. Hasta el punto que el Ayuntamiento propone Barcelona como capital europea del waterpolo.
Hay títulos en la Copa del Rey Mapfre que le pertenecen por derecho propio a Jacinto Rodríguez. El armador y patrón de Arenys de Mar es, a sus 87 años, el más veterano participante en la competición que organiza el Real Club Náutico de Palma. Pero, además, ha tomado parte en las 37 ediciones de la Copa del Rey, todas las disputadas. “Y espero llegar a las 40, que será cuando cumpla 90 años”, puntualiza con buen humor.
Ama el mar. Tanto, que es una leyenda entre los navegantes solitarios españoles desde que, allá por los años ochenta, tomaba parte en las competiciones con veleros de tal porte, siempre bautizados como Duende, que parecía imposible que pudiera manejarlos un hombre solo. Especialmente un IMS 50 con el que compitió durante dos décadas.
Hace tres años les dio un buen susto a todos los que forman parte de este deporte. Y especialmente a su familia. Cuando realizaba la travesía de la Península a Mallorca, para tomar parte en la Copa del 2015 con su actual Duende, un TP52 del 15,6 m de eslora adquirido en el 2014, se cayó al mar, de noche, a unas ocho millas de la isla de Dragonera. Durante una maniobra, con un viento que llegó a subir hasta los 35 nudos y mala mar, el velero trasluchó inesperadamente, la botavara golpeó al patrón en la cabeza, provocándole una herida sobre la ceja derecha, y, en la caída, se enganchó una pierna con uno de los candeleros (los pequeños mástiles que sujetan las barandillas), lo que le causó también un tajo bastante serio en la pantorrilla.
Cuando la tripulación, de la que formaban parte su yerno y su nieto, se dio cuenta de lo que había ocurrido ya había transcurrido demasiado tiempo como para localizarlo a la vista.
El rescate fue complicado. Estuvo unas cinco horas en el mar, manteniéndose a flote mientras seguía sangrando. Enseguida se activó el dispositivo de búsqueda por parte de Salvamento Marítimo y él pudo ver cómo llegaban los helicópteros sobrevolando la zona, aunque a cierta distancia de donde se encontraba, ya que, entre la imprecisión del momento del accidente y el efecto del fuerte mar y la corriente que lo arrastraba, estaba más lejos de la costa de lo que se calculaba.
Finalmente, cuando ya se hacía de día, uno de los helicópteros consiguió avistarlo y dar su posición. Hasta allí se desvió un velero de gran eslora que navegaba rumbo a Eivissa y lo subió a bordo. Después, todavía tuvo que saltar de nuevo al agua para que uno de los helicópteros de salvamento lo izara y lo trasladara rápidamente al hospital de Son Espases de Palma.
En ningún momento perdió la calma y la serenidad. Los periodistas aún recordamos cómo nos explicó que, en un momento determinado, mientras intentaba darle la espalda a las olas para que no le golpearan la cara, pensó en desprenderse del reloj, que notaba que le pesaba mucho en la muñeca. Pero al final decidió no hacerlo, “porque, si me ahogaba, al menos sería una forma de reconocer el cuerpo”.
No ha vuelto a hacer la travesía en su cita con la Copa del Rey, más que nada para que su familia no vuelva a vivir momentos de angustia. Su esposa, Inés Mansilla, pasó aquella madrugada el peor momento de su vida, pero ella más que nadie supo de qué le hablaban los rescatadores cuando le dijeron: “Su marido no es un hombre, es una roca”.
MÁXIMA ILUSIÓN
El patrón de Arenys dice con humor que espera llegar a la edición 40, que será cuando él cumpla 90
EL SUSTO DEL 2015
Hace tres años, cayó al mar cuando se dirigía a Palma y en su rescate dio una lección de temple