El ceramista ‘bon vivant’
LLUÍS CLAPÉS I FLAQUÉ (1945-2018) Artista y profesor
Era un bon vivant lleno de arte. Cultivado, melómano, gastrónomo, amigo de sus amigos, entrañable, dialogante, buen padre, intenso y de gran corazón. Así define la gente que lo quería al prestigioso ceramista Lluís Clapés, que ha fallecido recientemente tras sufrir un cáncer. Clapés, nacido en Sabadell el 24 de octubre de 1945, mamó –como sus tres hermanos– el activismo cultural desde la cuna, ya que su padre, que trabajaba en el sector textil, fue pintor y escultor y uno de los impulsores del Museu d’Art de Sabadell. El ceramista empezó sus estudios en la Escuela de Artes y Oficios de Sabadell y los continuó en Faenza (Italia) y Sunderland (Gran Bretaña).
Combinó su talento artístico con la docencia. Fue el responsable de los talleres infantiles y de adultos del aula de cerámica de la escuela municipal de arte Escola Illa de Sabadell, donde trabajó incansablemente durante más de tres décadas e incluso llegó a ser director del centro durante un breve periodo. Su compañero y jefe de estudios de Illa, Xavi Garriga, lo describe como “un bon vivant, que vivía la vida con intensidad y al que le encantaban el buen comer y charlar con todo el mundo. Era un artista disciplinado, preciso y muy trabajador. Como docente, tenía muy buena mano con los niños y, especialmente, con las familias. Lo querían mucho. A veces, parecía un poco cascarrabias, pero era todo corazón”, asegura tras su pérdida.
Clapés dedicó gran parte de su trayectoria artística a la investigación formal de los volúmenes en gres y porcelana para, posteriormente, introducir un realismo esquemático donde los motivos animales y vegetales creaban una sensación de libertad, primitivismo y libertad, según detallan varios críticos de arte. Su obra está repartida por diferentes salas nacionales como el Museu d’Art de Sabadell, Thermalia Museo de Caldes de Montbui, Museo de Cerámica de Argentona o el Museo Nacional de Cerámica de Manises, o internacionales como el Museo de Matagalpa (Nicaragua), Museo de Arte de Castelli (Italia), la Fundación de Arte Contemporáneo de Carlsburg (Dinamarca) o el Museo de la Cerámica de La Borne, en Francia.
Como estudiante, fue discípulo del ceramista Josep Raja Brull. En 1968 viajó a París, donde conoció la obra del escultor rumano Constantin Brancusi, que lo influirá profundamente; en particular su concepción de la columna infinita. En 1969 realizó su primera exposición individual en la Academia de Bellas Artes de Sabadell y en la bienal del mismo año obtuvo el primer premio de Artes Aplicadas. En 1977 recibió el primer premio Ciutat de Manises y fue invitado al I Simposium Internacional de Cerámica de La Borne (Francia). Por primera vez expuso en Madrid en 1978.
Según el investigador en poesía y comisario de varias exposiciones Manuel Guerrero Brullet, Clapés es “uno de los grandes artistas de la cerámica que ha dado este país”. En una exposición del sabadellense, destacó que Clapés “conoce los secretos del gran fuego y a lo largo de los años, sobre todo en los ochenta, ha ido creando un conjunto extraordinario de piezas de gres y porcelana que hoy son buscadas y atesoradas por su calidad y fineza fuera de lo común”. En el 2012, fue uno de los autores, junto a los pintores sabadellenses Alfons Borrell, Fina Miralles, Xavier Oriach y Agustí Puig, de un plato de arte para el Memorial Álex Seglers, que tiene por objeto otorgar un reconocimiento a la tarea hecha por personas individuales o entidades en la promoción de los valores que sustenten la convivencia en Catalunya.