Una telaraña fiscal
Por diversas razones, de las que es difícil extraer una generalización, pero que en todo caso están aquí, se han producido movimientos empresariales de cambios de domicilios sociales no deseables ni nada convenientes, si bien se van confirmado esperanzadores anuncios y realidades de inversiones en un marco de crecimiento económico.
Aunque los temas fiscales no son los únicos que determinan los comportamientos de los agentes económicos, es evidente que la tributación es un factor que pesa más que otros y que constituye un elemento importante para la toma de decisiones. No hay más que ver la atención que prestan a esta cuestión economías tan potentes como la norteamericana, para darse cuenta de que nos hallamos ante un tema para nada baladí.
En este sentido, es un hecho que nuestra comunidad autónoma se distingue en cuanto a la regulación de los tributos propios, en algunos casos, por cierto, con poco impacto recaudatorio. Actualmente, cuenta con alrededor de veinte, dato este que se complementa con una compleja y difícil aplicación de alguno de ellos, como sucede con el impuesto sobre los activos no productivos de las personas jurídicas, cuyo hecho imponible es la tenencia del sujeto pasivo de determinados activos, siempre que no sean productivos y estén ubicados en Catalunya.
Otro aspecto tributario que llama la atención es el impuesto sobre las actividades económicas que generan gases de efecto invernadero. Por un lado, se crea por la ley del cambio climático y,
La tributación es un factor que pesa más que otros y es un elemento importante para la toma de decisiones
por otro, es esta propia ley la que, a través de una disposición, obliga al Parlamento a elaborar el texto de esta norma para que pueda entrar en vigor a partir del próximo año. Sin duda, una particularidad de técnica legislativa que llama mucho la atención.
Pero no sólo hemos de poner en el punto de mira en los tributos propios, pues los cedidos también presentan singularidades. Es el caso, por ejemplo, del tándem que forman el impuesto sobre sucesiones y donaciones, y el de patrimonio, una dualidad que no parece que vaya a ayudar a desenredar la telaraña fiscal ante la que nos hallamos en la actualidad.
Por eso sería conveniente reflexionar de manera sosegada sobre esta materia, dejando atrás condicionantes ideológicos de poco recorrido, con aptitud realista, para sentar las bases que permitan mantener y atraer los domicilios sociales de las empresas. Todo ello mediante acciones encaminadas a dinamizar la economía, intentando retrotraer decisiones no deseadas que pudieran haberse producido.