El festival explota su marca
El White Summer transciende su edición en Pals y se expande a nuevos mercados
El festival White Summer, que arranca este fin de semana y se prolongará hasta el 26 de agosto, se ha convertido en el evento de referencia en los veranos de la Costa Brava gracias a su programación lúdica y su oferta gastronómica y de compras. En la pasada edición registró una asistencia de 140.000 personas y este año está previsto que se incremente hasta 150.000 visitantes. Durante las tres semanas que permanece abierto en Mas Gelabert, en la localidad de Serres de Pals, White Summer genera 150 puestos de trabajo directos y más de 500 indirectos. Y el impacto económico superará en esta séptima edición 6,5 millones de euros, procedentes de la venta de entradas, el alquiler de espacios y los patrocinadores privados.
“Aunque seguimos creciendo, no queremos que el White Summer de Pals aumente de manera desmesurada, así que hemos abierto nuevas vías de negocio para explotar White Summer, que se ha convertido en una marca de éxito”, explica Miryam Cuatrecasas, fundadora del festival e impulsora de su crecimiento en siete ediciones.
Sobre la marca White Summer, Cuatrecasas, miembro de la conocida familia de abogados y emprendedora del mundo de la moda, el arte y el interiorismo, ha construido un equipo de 15 personas especializado en gestión cultural y nuevas tendencias que trabajan todo el año en la programación y desarrollo del festival. Al White Summer Lab se han incorporado recientemente sus dos hijos, Jan y Ariadna Barthe, esta última a través de la colaboración de su estudio de arquitectura Toi-T. Juntos han creado una sociedad, de la que también es miembro Borja Batlle, director financiero del proyecto.
El plan de desarrollo contempla la organización de festivales en nuevas ubicaciones en el 2019 –ya han firmado eventos en Marbella y Sotogrande y negocian en Mallorca, Comporta (Portugal) y la Costa Azul Francesa. “La previsión es incorporar un nuevo evento cada año y alcanzar una facturación de 12 millones de euros en los próximos diez años”, apunta Jan Barthe. Además, contemplan firmar acuerdos con festivales existentes para dinamizar áreas como la restauración y el estilo de vida a través de marcas que comparten su filosofía artística y lúdica, como ya han hecho con el Cruïlla, en Barcelona.
Paralelamente, en otoño lanzarán un marketplace para impulsar el negocio digital de marcas emergentes y emprendedores creativos, que encontrarán un nuevo canal de venta a través de la web y también en tiendas efímeras en distintas capitales europeas. El proyecto prevé sumar hasta 80 marcas en los próximos dos años.
La séptima edición del festival prevé 150.000 visitantes y unos ingresos de 6,5 millones de euros