Tensando la cuerda
UNA de las críticas más constantes que recibió Jordi Pujol en el pasado fue su calculada ambigüedad para expresar al mismo tiempo su disposición a colaborar con gobiernos de distinto pelaje en España y defender lo que él llamaba la consecución de la plenitud de Catalunya. A Quim Torra, en cambio, no se le puede acusar de doble lenguaje. Tal y como revela en la entrevista concedida a nuestro director, Màrius Carol, el presidente de la Generalitat contesta de forma clara y sin subterfugios sobre sus intenciones de futuro y su persistente voluntad de lograr la República catalana. Torra no engaña a nadie. Asegura que no renuncia a la vía unilateral para conseguir la independencia y amenaza con no aceptar la sentencia contra los líderes independentistas si son condenados de forma severa. En otoño sabremos en qué se podría traducir este desacatamiento de la sentencia. Pero lo que está claro es que la pausa estival no parece que vaya a suponer una tregua en el largo conflicto catalán. Mientras la estrategia del Gobierno socialista es la de “desinflamar” el problema con un Pedro Sánchez que se esfuerza en buscar vías de diálogo y recurre a un lenguaje lo más amistoso que le permiten las circunstancias, el discurso de Carles Puigdemont y Torra es abiertamente de confrontación. La suerte de los procesados en el juicio del próximo otoño lo marca todo. Va a ser muy difícil transitar estos próximos meses con esta cita en el calendario. Como aperitivo, a la vuelta de vacaciones esperan una serie de etapas que el independentismo no desaprovechará (Diada, aniversario del referéndum del 1-O ). La consigna es mantener la inflamación independentista el máximo tiempo posible. Y si algunos partidos, como ERC, se separan de esta línea para tratar de centrarse más en gobernar, son rápidamente visitados por los CDR, que les recriminan su posibilismo. Va a hacer falta mucho coraje y valor político para hallar una solución al conflicto.