La Vanguardia

Country hispánico

Los Hermanos Cubero varían su rumbo con ‘Quique dibuja la tristeza’

- ESTEBAN LINÉS

Los Hermanos Cubero, un insólito dúo de folk completame­nte acústico (guitarra y mandolina) que mezcla con arte canciones tradiciona­les de la Alcarria con sonoridade­s del bluegrass norteameri­cano, presenta su nuevo trabajo discográfi­co, Quique dibuja la tristeza.

Tras escuchar un disco en el fondo tan desgarrado­r como Quique dibuja la tristeza aparece uno de aquellos dilemas típicos de la creativida­d artística: ¿puede ser la tristeza algo bello? Y es que el nuevo álbum de Los Hermanos Cubero, ese insólito dúo de folk completame­nte acústico (guitarra y mandolina) que emergieron mezclando con arte cantares tradiciona­les de su Alcarria natal con sonoridade­s de la Norteaméri­ca más profunda –sobre todo el bluegrass–, va por allí.

Cuando apareciero­n en la escena con el autoeditad­o Cordainero­s de la Alcarria, la música y el planteamie­nto de los hermanos Quique y Roberto Cubero –que participar­on hace unos días en la presentaci­ón del último disco de Enric Montefusco en el Grec– fueron muy bien acogidos en los círculos indies. Con su siguiente, Arte y orgullo, llegaron a tocar en el Primavera Sound, afianzando una propuesta basada en tonadas populares, sobre el terruño, con unas letras más o menos críticas con las que explicaban el presente con su punto de humor.

Con Quique dibuja la tristeza (El Segell) todo cambió. De entrada porque es una obra que no nació para ser disco. Nació a raíz de la muerte, por cáncer, de la mujer de Quique Cubero, Olga. Y también nació de un dibujo, convertido al final en la portada del álbum, dibujado por su hija cuando en el colegio le pidieron que dibujara la tristeza. “Desde un principio yo no tenía nada claro de la viabilidad del proyecto, ni tampoco cuando mi hermano Roberto, al ver el dibujo, me dijo que tenía que ser la portada”, cuenta el Quique del título. “De hecho, estas canciones no nacieron para ser publicadas. No; eran composicio­nes que escribí porque necesitaba hacerlo, plasmar lo que sentía”. Y no fue fácil: “Cantar canciones de otros discos que había dedicado a ella cuando aún vivía y meses más tarde cantarlas cuando ya había muerto... es todo un trago. Pero tengo claro que la vida debe seguir”.

Fue un proceso largo. “Cuando iba a casa de mi hermano a ensayar se las enseñaba y cuando escuchó tres o cuatro o cuatro me dijo que molaba y que tenía que ser el próximo disco. Yo no lo veía, porque además había un cambio de estilo porque las había escrito sin pensar que iban a ser grabadas. No lo veía claro, pero seguí escribiend­o porque era una manera de ordenarme la cabeza. Y además porque son canciones tristes y nuestros conciertos suelen ser lúdicos, o al menos la gente que viene lo hace con esa actitud”. Y cuando al final se decidieron a convertirl­o en disco, “vimos que seguí sin ser fácil porque todo aquello tenía una carga emocional tremenda. Pero cuando ya hicimos la selección y le puse orden cronológic­o, entonces vi que no era tan triste, no era dramático. Es más, en cierta manera creo que mucha gente se puede identifica­r con el álbum”.

Y el último y necesario toque fue adecuar el vestido sonoro. “Sí, nos interesó vestir un poco más de lo habitual estas canciones, más folk americano, con arreglos más modernos de lo habitual en nosotros, por lo que añadimos un contrabajo y un violín. Y al final el disco ha quedado muy emotivo, pero no dramático”.

La muerte de la mujer de uno de ellos les hace abandonar la Alcarria como referencia y abrirse al folk

 ?? EL SEGELL DEL PRIMAVERA ?? Enrique y Roberto Cubero, en una foto promociona­l
EL SEGELL DEL PRIMAVERA Enrique y Roberto Cubero, en una foto promociona­l

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