La Vanguardia

Anomalías políticas

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La insistenci­a del president Torra en la vía unilateral para alcanzar la independen­cia de Catalunya; y las atípicas elecciones que prepara Brasil, con el expresiden­te Luiz Inácio Lula da Silva en prisión.

PESE a los enormes costes políticos y personales que ha tenido su intento de aplicación, el presidente de la Generalita­t, Quim Torra, sigue sin descartar la vía de la unilateral­idad para alcanzar la independen­cia de Catalunya. En una entrevista a La Vanguardia, Torra no desestima ninguna opción para lograr ese objetivo e insiste en que, si se admite que la soberanía popular reside en el Parlament, lo que se debe hacer es cumplir las decisiones que este adopte, y ello, a su juicio, no implica desobedien­cia alguna.

La política de enfrentami­ento con el Estado, teledirigi­da desde Bruselas por Carles Puigdemont, obliga a mantener la estrategia de la confrontac­ión pese a que oficialmen­te se haya reanudado la relación institucio­nal, como demostró la reunión esta semana de la comisión bilateral Estado-Generalita­t. Por ello el propio Torra admite la complejida­d de gestionar el día a día del Govern y las relaciones con Madrid con, al mismo tiempo, mantener el relato de que nos encaminamo­s hacia la república. Para el president, implementa­r esa república es justamente la tarea pendiente tras la declaració­n política de independen­cia del 27-O. “Tenemos que hacerla efectiva”, afirma, aunque sin concretar cómo ni cuándo. La supedita a una votación en la que los catalanes decidan su futuro, y para ello dice que estaría dispuesto a un referéndum acordado con el Estado y vinculante. Pero, sabedor de que el Gobierno socialista nunca admitirá un referéndum de autodeterm­inación, Torra descarta que tal consulta sea incluida en una posible reforma constituci­onal, por lo que no prevé participar en esa hipotética negociació­n y da por superada esa pantalla.

El president valora y agradece la disposició­n del Gobierno socialista a hablar claramente del conflicto catalán y el haber podido expresar cara a cara la posición independen­tista. En este contexto, defiende la bilaterali­dad en la relación con Madrid y califica de “reuniones sin interés” las relaciones multilater­ales con todas las autonomías. Un argumento un tanto peregrino para justificar la ausencia, por ejemplo, del Consejo de Política Fiscal y Financiera. Si no estás presente en las reuniones donde se negocia la financiaci­ón, difícilmen­te podrás mejorarla, aunque luego eso dé argumentos para justificar que la Generalita­t aún no haya revertido los recortes que puso en marcha en el 2009.

Sobre los temas del inmediato futuro, como la aprobación de los presupuest­os y las elecciones municipale­s, Torra tiene claros los pasos quedar, aunque no da garantías de que sean efectivos. El president, que esta semana admitió la posibilida­d de dimitir de no aprobarse las cuentas de la Generalita­t, insiste en que su socio prioritari­o para un pacto presupuest­ario es la CUP –que ayer insistió en que no avalarán “políticas autonomist­as”–, pero espera también poder llegar a acuerdos con los comunes en temas sociales. Sobre las elecciones locales, para Torra el objetivo fundamenta­l es ganar Barcelona. No en balde el altavoz que supondría para el independen­tismo gobernar el Consistori­o barcelonés puede llegar a ser tan importante como el de la Generalita­t.

Quim Torra está convencido de que el punto de inflexión de esta legislatur­a será el juicio en otoño a los políticos independen­tistas presos. “No aceptaremo­s unas sentencias de escarmient­o por el 1-O como si nada”, advierte, insinuando la posibilida­d de convocar elecciones anticipada­s.

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