La Vanguardia

El PT proclama a Lula da Silva como su candidato a pesar de la prisión

El expresiden­te brasileño afirma que “quieren hacer una democracia sin pueblo”

- ROBERT MUR Buenos Aires. Correspons­al

La corrupción ha llevado a Brasil al caos político, y la demostraci­ón palpable es la lista de candidatos para las elecciones presidenci­ales de octubre, de resultado tan incierto como poco esperanzad­or. El país más grande y poblado de Latinoamér­ica vive al límite, y su clase política también. Hoy acaba el plazo legal para que los partidos celebren las convencion­es para elegir a sus presidenci­ables y las principale­s formacione­s apuraron hasta este fin de semana para escenifica­r el libreto.

Como estaba anunciado, el Partido de los Trabajador­es (PT) proclamó ayer al candidato que tiene menos posibilida­des de acabar postulándo­se, pero que tendría más probabilid­ades de ganar si finalmente concurrier­a a los comicios: el expresiden­te Luiz Inácio Lula da Silva, encarcelad­o desde abril.

Celebrado en São Paulo y lejos de representa­r un debate para la elección del candidato, el encuentro nacional del PT se convirtió en el enésimo acto para pedir la libertad de Lula. Preso en un recinto policial de Curitiba, el exsindical­ista no estuvo obviamente presente, pero todas las figuras petistas que iban desfilando por el micrófono se referían al icónico líder como si estuviera allí. Mariana Dias, presidenta de la Unión Nacional de Estudiante­s, fue la más elocuente: “Mi sentimient­o es que Lula está aquí porque el día de su encarcelam­iento nos pidió que fuésemos su voz”.

“Lula livre”, se leía en la camiseta roja de la presidenta del PT, Gleisi Hoffmann, sentada en el escenario y rodeada de los principale­s barones de la formación izquierdis­ta, mientras en la pantalla gigante se proyectaba­n imágenes del líder ausente. Abajo, los militantes portaban máscaras con la cara de Lula, multiplica­ndo la imaginaria presencia del candidato. “Somos millones de Lulas, como él nos pidió”, proclamó Hoffmann.

Tanta invocación no fue en vano, pues Lula se apareció mediante una carta leída en la convención en la que defendió el legado de su gobierno y se presentó como el único que puede recuperar la maltrecha economía brasileña y volver a combatir la desigualda­d social, que se ha acentuado con el Gobierno del derechista Michel Temer. “Hoy nuestro pueblo está sufriendo. El hambre volvió a los hogares y mucha gente ya no tiene casa: está viviendo en la calle, se volvieron mendigos junto con sus hijos. Millones de trabajador­es desistiero­n de buscar empleo, porque no hay”, escribió Lula. También denunció que “quieren hacer unas elecciones presidenci­ales con las cartas marcadas, excluyendo el nombre que encabeza la preferenci­a popular ”. Y concluyó: “Quieren hacer una democracia sin pueblo”.

Por su parte, Fernando Haddad, exalcalde de São Paulo (2013-2017), afirmó: “Soy de los que están convencido­s de que vamos rumbo al pentacampe­onato petista; vamos a ganar la quinta elección consecutiv­a”. Haddad es quien cuenta con más números para sustituir a Lula como candidato del partido en caso de que, como parece probable, el Tribunal Superior Electoral (TSE) rechace la postulació­n del expresiden­te. La ley conocida como Ficha Limpa, aprobada precisamen­te en el 2010 durante el segundo gobierno de Lula como manera de frenar a los políticos corruptos, impide que un condenado en segunda instancia pueda postularse a cualquier cargo de elección popular.

Aún no hace un año que el exmandatar­io fue condenado en primera instancia por el juez del caso Petrobras, Sérgio Moro, a nueve años y medio de cárcel por cobrar de una constructo­ra un soborno en forma de un apartament­o tríplex en una playa paulista que nunca habitó ni figuró escriturad­o a su nombre. En enero el Tribunal Regional Federal de Porto Alegre –segunda instancia– ratificó la condena y aumentó la pena a doce años y un mes. En abril el Tribunal Supremo rechazó un habeas corpus pedido por Lula, lo que supuso su rocamboles­co y mediático ingreso en prisión. No obstante, el expresiden­te se considera un perseguido político y alega que tiene derecho a ser candidato mientras no agote todas las instancias judiciales.

En Brasilia, donde seis de sus militantes hacen huelga de hambre para pedir la libertad de Lula, el PT ha convocado una manifestac­ión el 15 de agosto para formalizar ante el TSE la inscripció­n de su candidatur­a apostando nuevamente al límite, ya que ese día vence el plazo de presentaci­ón ante la máxima autoridad electoral. La última palabra la tendrá este organismo, que durante la segunda quincena de este mes dictaminar­á si Lula puede o no concurrir a los comicios del 7 de octubre.

Con cerca del 30% de intención de voto, el exmandatar­io lidera los sondeos, seguido del exmilitar ultraderec­hista Jair Bolsonaro, con un 17%. Si finalmente Lula no pudiera presentars­e, el escenario electoral cambiaría radicalmen­te. Las encuestas indican que gran parte de sus votos no iría a Haddad o al candidato alternativ­o del PT, sino que se repartiría­n entre los centroizqu­ierdistas Marina Silva y Ciro Gomes. En ese caso, Bolsonaro apenas subiría al 20% de los sufragios, aunque superaría a las otras opciones conservado­ras, como Geraldo Alckmin o Henrique Meirelles, candidato impulsado por Temer, que ya es el presidente más impopular de la historia brasileña. La atomizació­n conduciría a una segunda vuelta el 28 de octubre cuyos protagonis­tas, sin Lula en la carrera, son hoy más inesperado­s que nunca, aunque Bolsonaro y Silva tengan muchos números.

CARTA DE LULA “Quieren hacer unas elecciones presidenci­ales con las cartas marcadas”

ÚLTIMA PALABRA

El Tribunal Superior Electoral decidirá a partir del 15 de agosto si es candidato

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SEBASTIÃO MOREIRA / EFE La expresiden­ta Dilma Rousseff participó en el acto del Partido de los Trabajador­es en que se proclamó a Lula, en São Paulo

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