Hugo Stuven narra en ‘Solo’ el naufragio del surfista Álvaro Vizcaíno
La película relata una hazaña real y es en sí misma una proeza. El 7 de septiembre del 2014, el surfista Álvaro Vizcaíno salió a caminar junto a los acantilados de Punta Paloma, en el litoral oeste de Formentera. Un mal paso le hizo resbalar y caer hasta quedar literalmente colgado, casi en vertical, precariamente agarrado al resbaladizo y empinado terreno arenoso. Después de unos minutos, cuando las fuerzas se le agotaron, hubo de tirarse hacia las rocas. Aunque procuró hacerlo cuando una ola las cubría, sufrió graves heridas. Quedó varado en una cala. Y allí pasó 48 horas, sin agua ni comida.
El realizador Hugo Stuven quedó conmovido por el relato en primera persona de la peripecia de Álvaro Vizcaíno; una experiencia angustiosa, de lucha por la supervivencia en soledad, con la única e indeseable compañía de unas gaviotas al parecer altamente interesadas en las heridas, la carne y tal vez los ojos del extraño huésped. El cineasta decidió llevar la historia al cine.
“La película tendría que ser algo que removiera por dentro al espectador como a mí me removió el relato de Álvaro”, explica. Pero sería “un reto técnico y emocional”, pensó. Y tenía razón.
Alaín Hernández interpreta en Solo a Vizcaíno en sus dos días de infierno en el traicionero paraíso de la isla canaria. Le acompañan Aura Garrido y Ben Temple en los papeles de los principales, amigos íntimos del protagonista, que aparecen en escenas flashback y de ensoñación de Álvaro durante sus episodios de confusión y alucinación.
El largometraje se rodó íntegramente en el lugar de los hechos. Hernández renunció a ser doblado por un especialista en prácticamente todas las escenas de peligro. Tuvo que aprender escalada y también algo de surf. Stuven y su equipo evitaron por su parte recurrir a los efectos digitales, salvo en el caso inevitable del borrado de cables de sujeción. Tampoco utilizaron piscina para filmar las escenas en el agua, así que las tomaron en altamar. Con viento.