Huelgueando
Hacer huelgas es muchas veces equivalente a cometer crímenes. Particularmente las huelgas que afectan de forma relevante a personas que no han contribuido a crear ni pueden contribuir a resolver los problemas que los huelguistas consideran la causa de su huelga. Los últimos días de julio son los que tienen más gente viajando como turistas pero también como ejecutivos y profesionales acabando y cerrando temas. Todos hemos visto en televisión (algunos en directo) las caras de algunos turistas, personas mayores, llegando al aeropuerto de Barcelona y viendo que no hay taxis disponibles y enterándose de que ni los hay ni los va a haber. Y quienes estábamos en Barcelona el fin de semana del 28 y 29 de julio hemos visto a cantidad de gente con maletas por las calles, móvil en mano, buscando seguramente un hotel o algún sitio que tenían alquilado para pasar unos días. Yo he tenido ocasión de ver la situación en un hotel de Barcelona. Tenían la planta baja colapsada de gente con maletas que iban saliendo hacia un autobús que el hotel había ofrecido para los que tuviesen que salir el domingo 29 de julio, a alguna hora, en algún vuelo desde el aeropuerto de El Prat. Se notaba la contrariedad de algunas personas que, según me dijeron en el hotel, tendrían que esperar muchas horas en el aeropuerto, pero ellos no habían podido conseguir más que aquel autobús por el caos producido por los taxistas.
En estas épocas del año es también cuando más niños viajan solos por el mundo y las huelgas en aeropuertos y estaciones por parte del personal encargado de operaciones de tierra, controladores, pilotos, taxistas, afectan a todos estos niños que pierden conexiones, algunos tienen que dormir en un asiento en el aeropuerto, se quedan sin comer y esto le puede pasar a un niño alemán que venía de estar un tiempo en un colegio en Estados Unidos e iba a encontrarse con sus padres en Mallorca para pasar
Entre taxistas, aeroportuarios y otros huelguistas nos estamos cargando Barcelona como destino turístico
unos días de vacaciones con ellos allí. La angustia de sus padres no sabiendo dónde está y cuándo llegará es horrible.
La huelga es algo antiguo, irresponsable y perjudicial. Los taxistas en huelga masiva en Barcelona están destruyendo su futuro. La gente buscará alternativas al taxi por si el fenómeno de la huelga se repite. Y esas alternativas existen y saldrán fortalecidas con la huelga. Mucha gente ni las conocía, ahora las utilizará y las seguirá utilizando en el futuro. Pero entre taxistas, aeroportuarios y otros huelguistas se están cargando Barcelona como destino turístico, y otros se suman en otros aeropuertos para cargarse también al resto de España.
¿No podrían los taxistas ponerse de acuerdo y montar un sistema que permitiese acceder a ellos a través del móvil? Hace unos días cogí uno que me dijo “¿hacia dónde va? Le dije: “a la avenida Pearson”. Me contestó: “Suba, me va bien, he de recoger a un cliente por esa zona”. Es decir, que el taxista iba con los dos sistemas, el de la luz verde y el electrónico. Me imagino que hoy estará trabajando de taxista desde su coche particular. La gente sensata ve claramente que la huelga destruye su profesión, su mercado. Pero hay quienes necesitan la huelga para que parezca que hacen algo por su sector.
Y cosas parecidas podríamos decir de los pilotos, el personal de los aeropuertos y de las aerolíneas. Cada vez hay más personas muy mayores o niños perdidos por aeropuertos, con vuelos cancelados, sin saber a dónde ir o qué hacer, a veces puedes ayudar pero ves la falta de humanidad torturando a quienes no tienen nada que ver con lo que los huelguistas buscan. Claramente las asociaciones de trabajadores deberían aprender a negociar para fortalecer su sector en lugar de destruirlo. También es cierto que hay empresas que nunca tienen huelgas porque quienes están al frente de ellas han logrado crear una cultura de información honesta y verídica y negociación inteligente.