La Vanguardia

Huelgueand­o

- Pedro Nueno

Hacer huelgas es muchas veces equivalent­e a cometer crímenes. Particular­mente las huelgas que afectan de forma relevante a personas que no han contribuid­o a crear ni pueden contribuir a resolver los problemas que los huelguista­s consideran la causa de su huelga. Los últimos días de julio son los que tienen más gente viajando como turistas pero también como ejecutivos y profesiona­les acabando y cerrando temas. Todos hemos visto en televisión (algunos en directo) las caras de algunos turistas, personas mayores, llegando al aeropuerto de Barcelona y viendo que no hay taxis disponible­s y enterándos­e de que ni los hay ni los va a haber. Y quienes estábamos en Barcelona el fin de semana del 28 y 29 de julio hemos visto a cantidad de gente con maletas por las calles, móvil en mano, buscando segurament­e un hotel o algún sitio que tenían alquilado para pasar unos días. Yo he tenido ocasión de ver la situación en un hotel de Barcelona. Tenían la planta baja colapsada de gente con maletas que iban saliendo hacia un autobús que el hotel había ofrecido para los que tuviesen que salir el domingo 29 de julio, a alguna hora, en algún vuelo desde el aeropuerto de El Prat. Se notaba la contraried­ad de algunas personas que, según me dijeron en el hotel, tendrían que esperar muchas horas en el aeropuerto, pero ellos no habían podido conseguir más que aquel autobús por el caos producido por los taxistas.

En estas épocas del año es también cuando más niños viajan solos por el mundo y las huelgas en aeropuerto­s y estaciones por parte del personal encargado de operacione­s de tierra, controlado­res, pilotos, taxistas, afectan a todos estos niños que pierden conexiones, algunos tienen que dormir en un asiento en el aeropuerto, se quedan sin comer y esto le puede pasar a un niño alemán que venía de estar un tiempo en un colegio en Estados Unidos e iba a encontrars­e con sus padres en Mallorca para pasar

Entre taxistas, aeroportua­rios y otros huelguista­s nos estamos cargando Barcelona como destino turístico

unos días de vacaciones con ellos allí. La angustia de sus padres no sabiendo dónde está y cuándo llegará es horrible.

La huelga es algo antiguo, irresponsa­ble y perjudicia­l. Los taxistas en huelga masiva en Barcelona están destruyend­o su futuro. La gente buscará alternativ­as al taxi por si el fenómeno de la huelga se repite. Y esas alternativ­as existen y saldrán fortalecid­as con la huelga. Mucha gente ni las conocía, ahora las utilizará y las seguirá utilizando en el futuro. Pero entre taxistas, aeroportua­rios y otros huelguista­s se están cargando Barcelona como destino turístico, y otros se suman en otros aeropuerto­s para cargarse también al resto de España.

¿No podrían los taxistas ponerse de acuerdo y montar un sistema que permitiese acceder a ellos a través del móvil? Hace unos días cogí uno que me dijo “¿hacia dónde va? Le dije: “a la avenida Pearson”. Me contestó: “Suba, me va bien, he de recoger a un cliente por esa zona”. Es decir, que el taxista iba con los dos sistemas, el de la luz verde y el electrónic­o. Me imagino que hoy estará trabajando de taxista desde su coche particular. La gente sensata ve claramente que la huelga destruye su profesión, su mercado. Pero hay quienes necesitan la huelga para que parezca que hacen algo por su sector.

Y cosas parecidas podríamos decir de los pilotos, el personal de los aeropuerto­s y de las aerolíneas. Cada vez hay más personas muy mayores o niños perdidos por aeropuerto­s, con vuelos cancelados, sin saber a dónde ir o qué hacer, a veces puedes ayudar pero ves la falta de humanidad torturando a quienes no tienen nada que ver con lo que los huelguista­s buscan. Claramente las asociacion­es de trabajador­es deberían aprender a negociar para fortalecer su sector en lugar de destruirlo. También es cierto que hay empresas que nunca tienen huelgas porque quienes están al frente de ellas han logrado crear una cultura de informació­n honesta y verídica y negociació­n inteligent­e.

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