Trump aprieta a Irán
EE.UU. sostiene que no quiere una caída del régimen sino “un cambio de conducta”
La garantía de la Agencia Internacional de la Energía Atómica sobre el correcto cumplimiento del pacto antinuclear iraní no le ha servido al Gobierno persa para frenar las nuevas sanciones impuestas por EE.UU. en respuesta al apoyo a Hizbulah, Hamas y El Asad.
La Administración de Donald Trump restauró esta medianoche las sanciones contra Irán, las cuales aplicará “agresivamente”.
Este paso supone la demolición de otro legado de Obama –pierde el multilateralismo en favor del nacionalismo y la alianza con Israel–, el distanciamiento respecto a las otras potencias mundiales que firmaron el pacto antinuclear en el 2015, empeora la división con Europa y aumenta la presión sobre Teherán.
“No hay duda de que las sanciones económicas llevarán más tensión financiera contra el Estado que es el mayor patrocinador del terrorismo”, señaló ayer un oficial del Gobierno de Washington en rueda de prensa telefónica.
Pese a esta consideración, los dos portavoces que detallaron la iniciativa subrayaron que Estados Unidos no persigue que los iraníes se alcen y que esto conlleve un cambio de régimen.
“El presidente ha sido muy claro –recalcó uno–, nada de eso ha de suceder. Los iraníes no deben sufrir por las ambiciones hegemónicas de su régimen. Lo que pretendemos es un cambio de conducta, lo mismo que piden los ciudadanos de ese país”.
La clave consiste en la renegociación del tratado nuclear para que también se incluyan el freno a la producción de misiles balísticos y las “actividades desestabilizadoras” en la región. Se citan los apoyos a Hizbulah, Hamas, a las milicias hutíes en Yemen o al Gobierno de Bashar el Asad en Siria.
Según esos portavoces, la mejora económica que se ha producido por el levantamiento del castigo sólo ha repercutido en un incremento de la corrupción de la Guardia Revolucionaria y en la inversión para provocar más conflictos en Oriente Medio. Los de dentro no han visto nada.
A Irán se le prohíbe el uso del dólar estadounidense, la moneda franca global. El comercio de metales (oro, aluminio...), la venta de coches iraníes... Incluye la revocación de los permisos para exportar alfombras y alimentos locales, como los pistachos.
También se restringen las licencias que han facilitado a Teherán comprar aviones y piezas de recambio a EE.UU. y a Europa. Esta medida se impone a los pocos días de que Irán haya completado la adquisición en la UE de cinco aeronaves comerciales.
La reimplantación de las sanciones significa una grave dificultad para la república islámica en cuanto a participar en el comercios internacional, donde la mayoría de las transacciones financieras se cierran con dólares.
Si esta decisión se ha tomado a los 90 días de que Trump anunciara su retirada del acuerdo nuclear, ahora da otros 90 días. En caso de que no se produzcan avances, su Gobierno impondrá el 4 de noviembre las sanciones a las exportaciones de petróleo, la gran fuente de dinero líquido de los iraníes. La iniciativa fue descrita ayer como “exportaciones cero” por los dos portavoces citados, quienes recordaron la invitación del presidente a reunirse cara a cara con su homólogo iraní.
La Agencia Internacional de la Energía Atómica –encargada de vigilar el acuerdo nuclear– ha dicho de manera consistente que Teherán cumple con lo pactado. Ningún otro país que negoció con Irán –los otros cuatro del Consejo de Seguridad (Francia, Reino
La Agencia Internacional de la Energía Atómica ha dicho que Irán cumple el acuerdo nuclear
Unido, China y Rusia), más Alemania y la Unión Europea– ha decidido secundar a EE.UU.
Además de que nadie duda de que China y Rusia seguirán a lo suyo, los aliados europeos solicitaron ayer el llamado “estatuto de bloqueo” para anular las consecuencias legales a las firmas de sus naciones que hagan negocios con Irán. Los oficiales de la Casa Blanca le quitaron hierro. “Cien empresas han anunciado su intención de irse”, dijo uno. Matizó el otro: “Los inversores extranjeros nunca saben si favorecen el comercio o el terrorismo”.