Arabia Saudí rompe con Canadá por defender a mujeres encarceladas
Arabia Saudí dio ayer un plazo de 24 horas al embajador de Canadá para abandonar el país. El Gobierno saudí, además, ha suspendido todas las transacciones comerciales e inversiones en Canadá después de que el Ejecutivo de Ottawa denunciara la detención de varios activistas a favor de los derechos humanos y de la mujer. Este pulso diplomático extiende las dudas sobre las reformas modernizadoras que ha puesto en marcha el príncipe heredero Mohamed bin Salman.
Riad se ha preparado también para sacar de Canadá a 7.000 estudiantes saudíes y sus familias y llevarlos a otros países como EE.UU., el Reino Unido, Japón, Australia y Singapur.
Desde mediados de mayo, hay 20 personas detenidas por socavar la seguridad y la estabilidad nacional y atentar contra la unidad del país, según las autoridades saudíes. La canciller canadiense, Chrystia Freeland, pidió la semana pasada la liberación de estos activistas que, por encima de todo, piden que la mujer deje de estar subyugada al hombre.
Entre los encarcelados está Samar Badawi, hermana del bloguero Raif Badawi, condenado a diez años de prisión y diez mil latigazos por “insultar al islam”. Samar, que tiene también nacionalidad estadounidense, es una de las voces más preeminentes a favor de que las mujeres voten, conduzcan y logren igualdad social sin la tutela de un pariente masculino.
Hoy por hoy, las mujeres necesitan el permiso de un familiar varón o del marido para poder ir a la universidad, renovar el pasaporte, viajar al extranjero o incluso para conducir. La medida que puso en vigor el príncipe Mohamed bin Salmán en junio para que las mujeres pudieran obtener la licencia de conducir está sujeta todavía a este tutelaje.
El Ministerio de Asuntos Exteriores, Adel al Jubeir, ha declarado que “la queja canadiense supone una injerencia flagrante en los asuntos internos del Reino”. Y sobre los apresados, ha afirmado que “las personas mencionadas fueron detenidas legalmente por la Fiscalía por cometer delitos punibles” y que también “garantizaba sus derechos y les proporcionaba el debido proceso durante la investigación y el juicio”.
La Fiscalía saudí ha corroborado que los detenidos han confesado los cargos, entre los que destaca el contacto con individuos y organizaciones “hostiles” y haber reclutado a funcionarios de agencias gubernamentales para obtener información confidencial y documentos estatales.
Por otra parte, el Gobierno canadiense está “seriamente preocupado” y ha reiterado su posición a favor de la “protección de los derechos humanos, incluyendo a las mujeres, y la libertad de expresión en todo el mundo”.