Rafael Amargo vuelve a lo grande después de siete años
El bailarín lleva a Itálica su espectáculo ‘Dionisio’
Después de siete años de “montajes de corta y pega”, como él mismo los define, Rafael Amargo, bailarín y coreógrafo, premio nacional de Bellas Artes y Medalla de Andalucía, regresa a lo grande con su primera gran obra tras este tiempo, llamada Dionisio, la vid y mil noches. El granadino acaba de estrenar en el Teatro Romano de Málaga y ahora aborda cuatro noches en el yacimiento de Itálica (Santiponce, Sevilla). Después lo hará en el marco de las ruinas de Baelo Claudia (Cádiz), antes de empezar una gira por Cuba, Bruselas, Madrid y siete semanas en Barcelona.
En apenas unas semanas, ya
La obra, que mezcla el flamenco con la danza y la palabra, estará siete semanas en Barcelona
que Amargo comenzó la producción de esta obra el 28 de mayo, el artista ha conseguido sacar adelante una obra de gran formato, de enorme factura, “que no había podido poner en pie durante estos años de crisis económica”. Ahora tampoco ha contado con muchos medios económicos, pero la cambiante coyuntura sí le ha permitido contar con apoyos externos. “Me he tirado a la piscina y luego se han ido sumando patrocinadores”, asegura.
Dionisio, el rey de los placees, como lo define Amargo, es un espectáculo en el que se mezcla el flamenco con la danza y la palabra, ya que el artista quiere ir reciclándose. A sus 43 años, reconoce que “tirar del cuerpo con esta edad ya resulta muy difícil”, por lo que le apetece cambiar a una compañía de teatro-danza, aprovechando que ya tuvo oportunidad de estrenarse con el teatro de texto.
El bailaor sorprendió hace unos días con un cambio de imagen radical que dejaba atrás su carismática melena. Ahora luce un pelo teñido en rubio platino con los laterales rapados y la parte central echada para atrás.
En la nueva obra Amargo cuenta con la coreografía y dirección artística de Ramón Oller, premio nacional, una colaboración entre ambos que se produce po primera vez. Trece bailarines y diez músicos se dan cita en el escenario para poner en pie una producción con la que Amargo piensa estar “al menos quince años, como sucedió con Poeta en Nueva York”.
Cambio de look