Sabor latino
Por la ropa que lució durante la firma del contrato Arturo Vidal podía entonar la canción de Juanes La camisa negra y por las palabras que pronunció recordó a aquel tema emblemático de la canción criolla Alma, corazón y vida. Dejarse la vida por el equipo, ganar títulos, luchar... Es su hoja de ruta con sabor latino. El guerrero Vidal pisó por primera vez el césped del Camp Nou (nunca jugó allí como rival) con andares de pistolero, aunque se abrazó a una imagen muy familiar al estar acompañado de su simpático hijo, como si quisiera paliar la fama –merecida– de pendenciero nocturno que también ha ido con él durante su carrera. En la grada sólo había presente una reducida representación de la afición blaugrana (turistas de visita en el Camp Nou) pero al centrocampista chileno se le vio disfrutar del momento, como si quisiera ligar con el lema escogido por el club para su puesta de largo: Enjoy Vidal.
El ex del Bayern no cumple con el estilo clásico de la escuela blaugrana pero ni mucho menos es un cualquiera. En sus vitrinas ya hay 18 títulos en tres países diferentes. A pesar de esto empleó otro término como coletilla en su presentación: hambre. Él sabe lo que es pasarla literalmente pues en su infancia y su juventud su casa no fue precisamente un dechado de orden. Un día su madre vino derrotada del trabajo y no había prácticamente nada que llevarse a la boca. Cuenta la leyenda, narrada por el propio futbolista, que fue entonces cuando prometió que se ganaría de verdad el pan jugando al fútbol. Desde ese punto de vista ha cumplido de sobras.
Con esa misma humildad, que no casa con el avión privado, propiedad del colombiano James Rodríguez, con el que viajó a Barcelona, habló de su adaptación al equipo y de situarse a la altura de los mejores jugadores del mundo. Él sabe que es capaz de hacerlo.