La Vanguardia

“La religión es un antivirus para los niños”

“Los jóvenes de la célula terrorista no sabían nada del islam, ni siquiera escribir en árabe”

- Sílvia Oller

Cómo? ¿Por qué? ¿Con qué objetivo? Son preguntas que siguen atormentan­do a Ali Yassine, presidente de la comunidad islámica Annour de Ripoll, en cuya mezquita el supuesto cerebro de la célula terrorista Abdelbaki es Satty predicó durante poco más de un año y a la que acudían en ocasiones los jóvenes que atentaron en Barcelona y en Cambrils. Preguntas que casi un año después de la masacre siguen sin respuesta en la mente de Yassine, que asume que la comunidad “ha pasado página” pero que es “imposible olvidar” un hecho que “nos ha cambiado a todos un poco la vida”.

Sentado en un banco de un parque infantil próximo a la mezquita, el mismo en el que había saludado alguna vez a los jóvenes autores de los atentados, echa la vista atrás y repasa si se le pudo haber escapado algún detalle por nimio que pudiera parecer. Y nada. Por más que lo intenta, no encuentra la más mínima carga de sospecha sobre unos chicos aparenteme­nte integrados, con trabajo y responsabi­lidades, que se habían criado en Ripoll y que “solamente han traído dolor para la comunidad, para el pueblo y para las familias”. Entonces, ¿qué pudo pasar? ¿cómo pudieron esos jóvenes dejarse captar por el imán para cometer semejante atrocidad? Yassine pone el foco en la falta de conocimien­to de la religión musulmana por parte de los chicos que no acudían con demasiada regularida­d a la mezquita. “Si hubiesen tenido una idea clara sobre la religión, no lo habrían hecho; pero ellos no sabían nada del islam, ni siquiera sabían escribir sus nombres en árabe”, explica Yassine, para posteriorm­ente preguntars­e: “¿Por qué no me captó a mí? Porque yo sé que el Corán dice que si matas a una persona es como si matases a toda la humanidad”. El presidente de la comunidad ve en ese desconocim­iento de la religión “el agujero por donde entra el aire”. Por eso, asegura que la religión “es el mayor antivirus para los niños” y añade que no es sinónimo de terrorismo, sino todo contrario. “Si los niños saben religión, cuando de mayores un ‘lobo’ les quiera robar no podrá porque estarán protegidos”, afirma Yassine, que destaca la escasa afluencia de jóvenes de entre 14 y 24 años a la mezquita.

El mazazo que supuso que el imán estuviera implicado en los atentados ha debilitado la confianza por parte de la población en la figura del imán. A esas dudas se tuvo que enfrentar Mohamed el Onsri, el nuevo líder religioso de Ripoll desde finales del año pasado. “Cuando ocurrieron los atentados, todo el mundo perdió la confianza en los imanes y se instaló la idea de que todos éramos malos”, afirma el nuevo líder religioso, nieto y hermano de imanes, que recalca una y otra vez que “está limpio”, a diferencia de su antecesor, que tenía antecedent­es penales.

Natural de Chauen, en el 2001 se afincó en Roses, donde trabajó en el sector de la construcci­ón y también en la agricultur­a. Ahora, a sus 61 años, tiene, en su primera experienci­a como imán en Europa, una difícil papeleta: recuperar la confianza en la comunidad musulmana y que se olvide poco a poco lo que sucedió. Un olvido imposible para las familias de los jóvenes. “Cada vez que les sacas el tema, les rascas en la herida”, dice Ali Yassine.

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PERE DURAN / NORD MEDIA Mohamed el Onsri es el nuevo imán de Ripoll
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