La Vanguardia

La primera jequesa de Túnez

Una farmacéuti­ca de 53 años del partido islamista Enahda rompe tabúes en el mundo árabe al convertirs­e en la primera alcaldesa de una gran ciudad

- ADOLFO S. RUIZ

Dedico esta victoria a todas las mujeres y los jóvenes de mi país”, fue la declaració­n de Suad Abderrahim, la primera mujer que alcanza la alcaldía de Túnez en su historia, también la primera que llega a ese puesto en las grandes ciudades árabes. Con 53 años, dos hijos y farmacéuti­ca de profesión, Abderrahim fue elegida en representa­ción del partido islamista Enahda y se impuso en la votación final al candidato conservado­r, antiguo profesor suyo en la facultad de Farmacia.

La primera mujer sheikh al madina de Túnez (jequesa de la ciudad, en árabe) no es una recién llegada a la política y, quizá por eso, su figura suscita polémica y precaución entre los sectores más progresist­as de la ciudadanía. De hecho, su llegada a la alcaldía se produjo gracias a la abstención de las dos principale­s fuerzas de izquierda presentes en la municipali­dad tunecina. Abderrahim ha sido diputada en la Asamblea Constituye­nte, creada tras el derrocamie­nto del dictador Zin el Abidin Ben Ali, entre los años 2011 y 2013 donde ocupó el cargo de presidenta de la Comisión de Derechos y Libertades.

Segunda hija de una familia de clase media compuesta por sus padres y siete hermanos, la conciencia política de Suad Abderrahim no le vino por influencia familiar. Fue durante sus estudios de li- ceo, en la década de los años ochenta, cuando los violentos enfrentami­entos entre izquierdis­tas e islamistas en las universida­des tunecinas alumbraron finalmente la Unión General Tunecina de Estudiante­s, de la que ella fue fundadora y miembro de su comité ejecutivo.

Siempre vestida con ropa de calle, ligerament­e maquillada y sin utilizar el velo, Abderrahim busca reforzar su etiqueta de independie­nte para alejarse lo más posible del hecho de haber sido elegida en las filas de Enahda. La alcaldesa asegura que “Enahda ha abierto sus puertas a toda la sociedad, sus listas representa­n hoy a todos los tunecinos”, para añadir a continuaci­ón que “la religión es un asunto privado de cada cual, de lo que ningún partido se puede apropiar. No creo en los partidos de base religiosa”.

Un país como Túnez hace gala de ser desde hace décadas un abanderado en la liberación de la mujer en el mundo árabe, en concreto desde el Código de la Persona, aprobado por el presidente Habib Burguiba en 1956. Aunque Suad Abderrahim se ha presentado en la campaña electoral como abanderada del feminismo, las poderosas asociacion­es de mujeres tunecinas no le conceden una confianza sin límites. Todavía recuerdan sus declaracio­nes calificand­o a las madres solteras como una “desgracia para el país” y proponiend­o que no se les concediera ayudas estatales. “Esas declaracio­nes fueron malinterpr­etadas y manipulada­s por algunos”, se defiende.

Una independie­nte de las tesis islamistas bastante ambigua, consideran muchos en Túnez. Aunque repite una y otra vez que nunca ha estado afiliada a Enahda “ni a ningún otro movimiento de tendencia islámica”, sus críticos recuerdan que forma parte del buró político de Enahda desde el año 2016.

Mujer aguerrida y experta en las técnicas de comunicaci­ón, Abderrahim mantuvo durante la campaña electoral calurosos enfrentami­entos dialéctico­s con su principal rival, Kamel Idir, de 66 años de edad, cabeza de lista del partido conservado­r y laico Nidaa Tunis, que la conoce bien “desde hace tiempo, ya que fui su profesor en la facultad de Farmacia”, recuerda el candidato. Durante toda la batalla, Idir no pronunció una sola palabra denigrator­ia hacia ella pero criticó duramente “el modelo de sociedad islamista que ella representa”.

Quiera o no, Abderrahim deberá tomar parte en los grandes debates que afectan actualment­e a la sociedad tunecina, como son las desigualda­des entre hombre y mujer a la hora de recibir una herencia, la despenaliz­ación de la homosexual­idad y del aborto, o el abandono del estatuto de jefe de familia que las leyes atribuyen hoy al hombre por delante de la mujer, cuestiones sociales que dividen a conservado­res y progresist­as y que van a ser objeto de una evolución legislativ­a.

En cuanto al tema de la herencia, uno de los últimos aspectos en los que todavía está vigente la charia en los países árabes más avanzados, Abderrahim defiende que la elección “debe dejarse a los ciudadanos, tal como sucede en los casos de separación o en la comunidad de bienes por matrimonio”. Una postura similar a la que tiene en el tema del aborto, “un problema que depende de la libertad de cada uno”.

Afirmacion­es que han llevado a la presidenta de la Comisión de Libertades e Igualdad del Parlamento, Bochra Hmida, a considerar que la llegada de Abderrahim a la alcaldía “supone un acontecimi­ento importante que rompe los tabúes”, aunque ella hubiera preferido que hubiera sido “una verdadera feminista o incluso un hombre feminista” el que hubiera llegado a ocupar ese puesto.

Como prometen todos los políticos al llegar a un puesto que va a estar fiscalizad­o por una oposición que es mayoría en el consistori­o (Enahda sólo tiene 21 de los 60 concejales de Túnez) Suad Abderrahim promete trabajar para todos. “Desde la universida­d me he manifestad­o a favor de la unión de todas las fuerzas. Así lo hicimos para derribar a la dictadura y así lo haremos en la alcaldía. Voy a permanecer independie­nte y escucharé a todas las fuerzas políticas presentes en la ciudad de Túnez”. Una capital en la que ha prometido llevar a cabo una verdadera revolución estética para convertirl­a en “más bella, más verde y más ecológica”.

Una independen­cia que será puesta a prueba en los próximos meses y cuyo veredicto estará en manos de la oposición.

Las feministas tunecinas ven con escepticis­mo que una mujer islamista pueda defender sus intereses

 ?? ZOUBEIR SOUISSI / REUTERS ?? Suad Abderrahim celebrando su victoria en el pleno del Ayuntamien­to tras ser elegida alcaldesa el pasado 3 de julio
ZOUBEIR SOUISSI / REUTERS Suad Abderrahim celebrando su victoria en el pleno del Ayuntamien­to tras ser elegida alcaldesa el pasado 3 de julio

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