Del cine a los fogones
Godard. local familiar en manos de un cocinero autodidacta
El Godard es un restaurante familiar delante de la playa de Sant Pol, en S’Agaró, llevado por una familia –padre, madre e hijo– que, siendo barceloneses, siempre han amado la Costa Brava.
El trayecto del Godard empezó en el corazón de Palamós como taberna. Antes de abrir, Xavi pidió a su amigo Sergi, del barcelonés Leku, que lo aceptara unos meses como aprendiz para formarse como cocinero. Estuvo medio año. “Sergi fue mi primer mentor. Yo nunca había pisado una escuela de cocina. Cocinaba por afición. Lo admiro y le estoy agradecido”, nos dice.
Enseguida abrieron en Palamós, donde estuvieron cuatro años. Al encontrar la actual casa en S’Agaró, no se lo pensaron nada y cambiaron de lugar. Mientras tanto, Xavier estuvo en Casa Viart, con Victor Gómez, con Quim Casillas en el Casamar –con ambos mantiene una gran amistad– y con Enrique Olvera en el Pujol en México. El nuevo Godard en S’Agaró abría a finales de junio de ahora hace dos años.
El nombre de Godard hace referencia a Jean-Luc Godard. Evidencia la otra gran afición de Xavi, el cine y concretamente la nouvelle vague, aquel movimiento cinematográfico aparecido a finales de los años cincuenta en Francia con el propósito de hacer del cine un medio nuevo de expresión como ya lo eran la música, la pintura o la poesía.
El gusto y la vocación de Xavier son obvios. Su comportamiento se hace evidente tanto en el fondo como en la forma de expresar su cocina. Seis años de brega, a pesar de ser joven, lo han convertido en un cocinero franco, digno y sabio.
A su lado, en la cocina, un equipo del cual nos habla con orgullo y afecto. Carme, su madre, dirige un servicio de sala atento y comprometido. El padre, Javier, según Xavier, es quien manda, pero, según él mismo, es un encargado que hace lo que conviene hacer y lo que le mandan.
El Godard S’Agaró es un trayecto incitante y deleitoso. Travellings y zooms permanecen atrás. Hoy, para Xavi, la cocina es lo fundamental. Este chico decidió cambiar el cine por los fogones. Fue un paso decisivo. Por lo que hemos comprobado, fue una acertada y clarividente decisión.