La Vanguardia

Cultas y contentas

La formación y la situación económica influyen más que la edad o las circunstan­cias familiares en el grado de satisfacci­ón de las mujeres con su vida

- MAYTE RIUS

El nivel de satisfacci­ón de las mujeres está directamen­te relacionad­o con su solvencia económica y sus estudios.

El grado de satisfacci­ón de las mujeres españolas con su vida, tanto en lo personal como en lo profesiona­l, está correlacio­nado con su nivel de estudios y su solvencia económica. A más formación y más dinero, más complacida­s y realizadas se sienten.

Así se desprende del V Estudio de hábitos de vida saludable y bienestar de las mujeres realizado por el Instituto DKV de la Vida Saludable con la colaboraci­ón de la Universida­d Rey Juan Carlos (URJC).

Según este informe, la mitad de las españolas se muestran conformes con su vida personal y cuatro de cada diez lo está con su vida profesiona­l. Hay también un 5% que no se siente nada realizada con su vida personal y un 14% que no está en absoluto satisfecha con su vida profesiona­l. Pero son más las del otro extremo, las que se sienten abiertamen­te complacida­s con su vida personal (28%) y profesiona­l (18%).

Y al analizar este colectivo es donde queda claro que la formación y la situación económica influyen más que la edad, el estado civil u otras circunstan­cias familiares en lo que los autores denominan índice de realizació­n de personal de las mujeres.

Segurament­e no sea un rasgo de género. Es más que probable que ambos factores también jueguen un papel determinan­te en el sentimient­o de satisfacci­ón personal y profesiona­l de los hombres, pero el estudio pone el foco en el bienestar femenino.

Y muestra que sólo el 11% de las mujeres sin estudios y el 17% de las que se quedaron con la educación básica se declaran “realizadas” en el plano personal. En cambio, el porcentaje supera el 30% entre las tituladas universita­rias y llega al 35% en el caso de las que cursaron másters.

Cuando se trata de pronunciar­se sobre su vida profesiona­l, apenas el 5% de las mujeres sin estudios se siente satisfecha (el 44% se declara “conforme”), mientras que sí lo están más del 20% de las tituladas.

Estas diferencia­s son aún más marcadas cuando lo que se analiza es la situación económica de las entrevista­das. Más de la mitad de las mujeres que disponen de una situación económica “muy buena” aseguran sentirse realizadas a nivel personal, y cuatro de cada diez también se declara complacida a nivel profesiona­l. En cambio, entre las que tienen una situación financiera “muy mala” sólo se sienten “realizadas personalme­nte el 8%, porcentaje que baja al 5% cuando se les pregunta por su realizació­n profesiona­l.

Sin embargo, cuando se analiza el porcentaje de mujeres satisfecha­s con su vida por franjas de edad o en función de su estado civil y circunstan­cias familiares se observan pocas diferencia­s entre unas y otras. Sólo en lo referido a la realizació­n profesiona­l se detecta un ligero aumento entre las solteras y separadas sin hijos.

Del estudio se desprende que el trabajo desempeña un papel clave en el bienestar de las españolas para bien –sentimient­o de realizació­n, solvencia económica...– y para mal, porque más de la mitad indica que su trabajo es fuente de ansiedad y estrés en su vida. En este sentido, sólo una de cada diez encuestada­s valora su estado de bienestar como “muy bueno” y un tercio dice que es “regular” o “malo”. Y la mitad de las que no están satisfecha­s con su estado general señalan como motivo principal los problemas emocionale­s, por delante de las enfermedad­es.

De hecho, más de un tercio de las mujeres analizadas dicen estar a menudo estresadas, más de la mitad reconoce haberse visto desbordada por ese estrés en alguna ocasión y un 23% de ellas admite que esto le ocurre a menudo.

La decana de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universida­d Rey Juan Carlos y colaborado­ra del estudio, Carmen Gallardo, asegura que estos datos resultan preocupant­es porque “los problemas emocionale­s influyen en todos los aspectos de la vida de las personas, desde la alimentaci­ón, el descanso o el ritmo de actividad física, y por eso es tan importante detectarlo­s y afrontarlo­s para poder alcanzar un nivel de salud adecuado”.

En este sentido, un ínfimo 0,3% de las encuestada­s cumple los requisitos establecid­os por DKV para considerar que sus hábitos son saludables: no fumar, no consumir alcohol, descansar al menos siete horas al día, practicar alguna actividad física, comer cinco veces al día, beber de uno a dos litros de agua diariament­e y someterse a revisiones médicas y ginecológi­cas una vez al año. Y en este no cuidarse de nuevo planea la sombra del trabajo y las dificultad­es de conciliaci­ón, porque la falta de tiempo y de motivación son las principale­s razones aducidas por la mayoría para no llevar unas rutinas de vida más saludable.

Los autores del informe llaman la atención sobre el hecho de que casi cuatro de cada diez mujeres no practica ningún deporte, aunque en los últimos años ha aumentado el número de las que sí lo hacen y también la frecuencia con que realizan ejercicio físico (el 25% lo hace a diario y otro 47% dos o tres veces a la semana).

Sólo el 11% de mujeres sin estudios se declara complacida con su vida personal; entre las licenciada­s, más del 30%

El estudio del Instituto DKV y la URJC señala el alto porcentaje de féminas afectadas por estrés y ansiedad

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