La Vanguardia

Y también la velocidad

El relevo largo español resuelve el debate con un bronce

- SERGIO HEREDIA

En mayo, este cronista entrevista­ba a Bruno Hortelano (27) en el CAR de Sant Cugat. Hablaban de la velocidad pura, de los 200 m y de su hipotético regreso a las pistas, tras aquellos dos años en blanco, terrible consecuenc­ia de un accidente de tráfico al amanecer que casi le cuesta tres dedos de la mano derecha.

Hablaba Hortelano, y contaba que esperaba volver muy pronto, y que iba a mostrarse tan estupendo como en el 2016, cuando había ganado el oro europeo en los 200 y luego rondaba la barrera de los 20 segundos. Decía Hortelano:

–Pero para empezar, debutaré con un 400. Queremos construir la velocidad desde el volumen. –Y entonces, se le preguntó: –¿Se ha planteado la posibilida­d de acudir al Europeo en el relevo de 4x400? ¿No sería bonito verle compartien­do equipo junto a Óscar Husillos?

Hortelano arqueó las cejas y al fin contestó:

–No es una mala idea... Todo aquello desembocó, ayer, en una aventura extraordin­aria. Vimos a Hortelano tomando el último relevo en cabeza, partiendo como si corriera un 200, equivocánd­ose tal vez, y peleando al fin en la recta, cuando le pasaron belgas e ingleses, cuando se escapó ese título del que se hubiera hablado durante años, y que acabó convertido en bronce.

Un momento mediático, se le llama a estas cosas.

No habrá mayor despliegue publicitar­io, mayor reclamo para los niños. Recuperen la imagen en el ordenador. Verán a Hortelano peleándose consigo mismo. Dejándose la vida, mirándose las piernas, que ya no tiraban más, mientras le pasaban Kevin Borlée y Martyn Rooney. Momento mediático. Entre otros motivos porque todo fue un vértigo: hace apenas un mes, Hortelano batía el récord de España de los 400 (44s69; también lo hizo Husillos: 44s73), una plusmarca de la Edad de Piedra, del lejano 1989 (era 44s96, de Gaietà Cornet), y así acaparaba todas las plusmarcas de la velocidad: el 100, el 200 y el 400.

Lo que vimos ayer fue un experiment­o reparador. La velocidad española, bronce, su segundo podio en la disciplina tras el de 1998, tiene cosas que decir.

Todo esto se lo tenía muy creído Hortelano, que disputó la última posta, y también los técnicos de la Federación Española. Y por eso, el atletismo de nuestro país se había rascado el bolsillo y había montado una concentrac­ión de relevistas la semana pasada, en Potsdam.

–¿En qué trabajaron? –se le preguntaba al gigante Samuel García, el tercer relevista de ayer.

–En muchas cosas. Por ejemplo, en la entrega del testigo en la calle libre, cuando todo son obstáculos y no se ve nada. Metemos gente por ahí en medio, montamos un buen lío, y en ese jaleo practicamo­s las entregas. Cierto.

Eso hay que trabajarlo. Para el tercer y el cuarto relevistas, recoger el testigo es una guerra de nervios. La pista se ensucia, hay rivales que desacelera­n y se tiran sobre el tartán, y otros que aceleran y se cruzan e incluso golpean con el palo.

–¿Y lo habían hecho antes? –A lo largo del año hay concentrac­iones. Pero lo que nunca habíamos hecho era una concentrac­ión en vísperas de una gran competició­n y en ese mismo país –contaba García.

La apuesta dio sus frutos. Qué nervios se pasan en un 4x400. Todo es un batiburril­lo de gente que se agita y se abre paso en una baldosa.

Salió Husillos por calles y luego le entregó el testigo a Lucas Búa, que hizo lo que le gusta hacer. Se lanzó a la cabeza en la entrada en calle libre y así se gestionó el espacio. Limpio corrió Samuel García, y limpio le dio el testigo a Hortelano, que voló hasta no poder más.

MOMENTO MEDIÁTICO

No habrá mayor despliegue publicitar­io, mayor reclamo para los niños, que este bronce

INVERSIÓN ECONÓMICA

La Española había preparado este relevo de forma especial: montó una concentrac­ión en Potsdam

 ?? MICHAEL DALDER / REUTERS ?? Óscar Husillos entregando el primer relevo a Lucas Búa, ayer en Berlín
MICHAEL DALDER / REUTERS Óscar Husillos entregando el primer relevo a Lucas Búa, ayer en Berlín

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain