El terrorismo perpetra otro ataque al Parlamento británico
Un conductor arrolla a ciclistas y peatones, pero sólo provoca tres heridos
La larga sombra del terrorismo siempre está al acecho, y ayer volvió a golpear la sede de la democracia británica con la ciudad todavía adormecida por las vacaciones, en plena indolencia estival, con la Cámara de los Comunes en descanso y la primera ministra Theresa May de vacaciones. Un coche se metió en sentido contrario arrollando a una veintena de ciclistas y peatones, hasta estrellarse contra las barreras de seguridad del Parlamento. Se registraron tres heridos, dos leves y uno más grave, aunque su vida no corre peligro.
El incidente se produjo poco después de las siete y media de la mañana, en Parliament Square –una de las principales atracciones turísticas de la gran metrópoli–, a pocos metros de donde en marzo del año pasado, en una secuela con numerosas similitudes, el terrorista Khalid Masood mató a cinco personas, entre ellas un policía (Keith Palmer) al que acuchilló.
La ciudad se desperezaba, la gente iba al trabajo y los turistas empezaban su jornada cuando un Ford Fiesta de color gris, sin matrícula delantera, cambió de carril a unos cincuenta kilómetros por hora y se llevó por delante a transeúntes y ciclistas, en medio del griterío y la estampida, dejando numerosos cuerpos en la calzada. Afortunadamente, sólo hubo tres heridos. Uno de ellos fue tratado in situ en una ambulancia por los servicios médicos y se le permitió ir a casa. Los otros fueron trasladados –uno en estado leve y otro con lesiones más serias– a los hospitales de Saint Thomas y Saint Mary’s.
Tres agentes de la policía evitaron la embestida del vehículo saltando las barreras de seguridad, unos bloques rectangulares de cemento armado que se erigieron a raíz de los ataques terroristas del 2005 en el metro y que se han ido ampliando a lo largo de los años, la última vez, tras el golpe de hace diecisiete meses. El conductor –cuya identidad no ha sido facilitada, aunque proviene de la región de las Midlands y tiene 29 años– fue detenido al volante, sin ofrecer resistencia, y trasladado a una comisaría del sur de Londres. No llevaba armas encima y en principio no estaba fichado. Un portavoz de Scotland Yard dijo que se había negado a cooperar. El coche está registrado en Nottingham.
Todas las calles de los alrededores, hasta Trafalgar Square, fueron acordonadas, y la estación de metro de Westminster, en las líneas District y Jubilee, permaneció cerrada excepto para hacer transbordos hasta media tarde. Diversos testigos presenciales relataron cómo el Ford Fiesta cambió deliberadamente de carril e hizo dos embestidas contra los ciclistas y los peatones, antes de chocar con una barrera y empezar a echar humo. Las ambulancias, los bomberos, las unidades antiexplosivos y diez coches de policía se presentaron en menos de cinco minutos.
La primera ministra Theresa May expresó su “horror” por lo sucedido
El conductor del vehículo se aproxima a los treinta años y no figuraba en los archivos policiales
y su simpatía con las víctimas, lo mismo que el líder de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn. Esta vez el presidente norteamericano Donald Trump prescindió de echar la culpa, como en anteriores ocasiones, al alcalde musulmán de la capital, Sadiq Khan, y en un tuit condenó a “estos locos animales a quienes hay que tratar con la máxima dureza y mano firme”.
Downing Street informó que en el último año y medio los servicios de inteligencia del Estado han abortado trece atentados islamistas y cuatro de grupos o individuos de extrema derecha, y que casi setecientas investigaciones se encuentran en marcha. La alerta de seguridad permanece “severa” (que quiere decir que un ataque es “muy probable”), pero no fue elevada a “crítica”, que significa que un golpe se considera “inminente”. En cualquier caso, el corazón de los londinenses vuelve a estar en un puño tras este nuevo zarpazo terrorista, aunque esta vez no haya resultado letal.