Personalidad colectiva
Mauricio Wiesenthal plantea en ‘La hispanibundia’ qué ha aportado España, a lo largo de la historia, en la construcción de Europa
Mauricio Wiesenthal recoge en La hispanibundia lo que más destaca del carácter español, que puede ser el ímpetu con el que se conquistó el Nuevo Mundo, la picaresca o la genialidad de Cervantes, Velázquez y Picasso, pero también el gusto por el ajo, la vida en la plaza mayor y la diversidad.
El título fue de las últimas cosas que pensó. “Españolidad habría sido un libro de exaltación de lo español”, dice Mauricio Wiesenthal. Y no iba por ahí la cosa: “No he escrito un libro nacionalista, no es un canto a la bandera ni al cotilleo político... Es una exposición de lo que fuimos y de lo que somos”. La hispanibundia (Acantilado) contiene lo que más “abunda” o destaca de ese carácter peninsular: puede ser el ímpetu con el que se conquistó el Nuevo Mundo, las “buenas formas” de la edad media, la picaresca, la genialidad de Cervantes, Velázquez, Picasso, pero también el gusto por el ajo, la vida en la plaza mayor y la diversidad.
“La mezcla de sangres y de culturas es lo que nos distingue; hemos integrado problemas, formas de comer, de rezar...”, opina Wiesenthal, que se pregunta qué perdería Europa si España desapareciera “y con ella todo lo que ha aportado con su furor, con su pasión... Aunque Europa se ha construido como Estado de estados, y para mí un Estado es algo necesario para administrar la justicia, pero cada uno tiene una patria”. Wiesenthal vincula la patria con la lengua, las canciones, los sentimientos, los poemas, “no es folklore, son valores morales... No quiero un sistema que nos respete como pueblo sino un sistema que nos respete como ciudadanos. Y no veo por qué esas patrias deben convertirse en un Estado, que implica unas fronteras, un ejército, un pasaporte, unas alambradas... Y enfrentar patrias es terrible porque es enfrentar a padres, a abuelos”. Wiesenthal concluye que la idea de Estado es francesa y no española, “nunca tuvimos una idea del Estado como administrador de nuestros valores morales como en Francia... y la copiamos... el problema es que el état acaba siendo algo muy grande...”.
Para el escritor, los pueblos sólo pueden cambiar y avanzar cuando hacen un honesto esfuerzo para conocer su historia, “y este es mi grano de arena para comprender esa compleja realidad que se ha ido configurando a lo largo de los siglos”, dice. Desde el contacto habido entre las diferentes religiones y la reconquista, hasta las guerras de la Armada Invencible contra las costas de Gran Bretaña y de Irlanda o el descubrimiento del inmenso mundo de la América Latina, “encuentro que significó la renovación vital del alma europea”, escribe.
“Los españoles no levantamos un muro sino una plaza mayor, y a su alrededor la catedral, el ayuntamiento, el teatro....”, destaca el escritor. “Y ahora, con las oleadas de inmigrantes y los populismos que surgen en contra, los europeos deberían preguntar cómo lo resolvimos”.
Sobre la proyección de esta lectura de la historia y el carácter hispano a la actualidad, Wiesenthal cita a Feijóo: “Hacer puentes son obras de caridad... una de las cosas características es que hemos sido invadidos por todo el mundo y hemos tenido muy buenos maestros que nos dejaron lenguas y culturas”. Convencido y educado en el pacto social, insiste en que cuando los pueblos adoptan leyes y reglamentos, se constituyen en sociedades y dejan de ser pueblos salvajes. “Creo en el pacto y me da miedo llegar al odio terrible entre unos y otros... buscamos enemigos en el vecindario. Es una parte de la hispanibundia que me da terror”.
La hispanibundia también es lenguaje: es el apetito visceral que expresamos con “ganas de” o “no me da la gana”, o el “pundonor”. Y también es la envidia, la casta aprovechada, los pícaros, la inquisición o la toponimia: “Iliberri es una ciudad antigua granadina de claro origen vasco, y en cambio Bermeo es un topónimo de origen latino que significa ‘el rojo’”.
El libro está trufado de constantes citas y referencias: desde Plinio hasta Stephan Zweig y su patria mágica o Golo Mann o... La hispanibundia es un ensayo de contemplación de lo español desde fuera, “no de autocomplacencia, ni de definición, ni de exaltación”, insiste Wiesenthal, pero sí una contemplación apasionada. Profundo conocedor y heredero en mayúsculas del legado cultural europeo, el autor de La belle époque del Orient Express, Imagen de España, El esnobismo de las golondrinas y Luz de vísperas, empezó a gestar La hispanibundia en 1968, cuando ejercía de profesor de Historia de la Cultura e impartía cursos de verano de la Universidad de Sevilla, en los que se obligaba a plantear la situación de lo español en el contexto europeo.
“No veo por qué las patrias deben convertirse en Estado, lo que implica fronteras, ejército, pasaporte...”