En guardia permanente
LONDRES volvió ayer a ser escenario de otro atentado terrorista, aunque esta vez afortunadamente sin víctimas mortales. Un hombre cercano a los 30 años –ciudadano británico originario de otro país– atropelló a varios peatones y ciclistas conduciendo a gran velocidad un coche que acabó estrellando contra las vallas de seguridad que protegen el Parlamento británico. El conductor fue inmediatamente detenido, y sólo hubo que hospitalizar a dos personas cuya vida no corre peligro.
La policía británica calificó el hecho de “incidente terrorista” y como tal lo está investigando. Cabe recordar que en marzo del pasado año la sede del Parlamento británico ya fue escenario de otro atentado. En esa ocasión, el conductor atropelló mortalmente a cuatro personas, hirió a otras cuarenta y asesinó con un cuchillo a un policía de guardia a las puertas del edificio, antes de ser abatido a tiros.
Sucesos como el de ayer, lamentablemente, nos vuelven a recordar la necesidad de estar en guardia permanente ante la posibilidad de un atentado terrorista en nuestras ciudades. Ayer, la respuesta de las fuerzas de seguridad británicas fue instantánea y por ello ha sido elogiada. Son las lecciones aprendidas después de que Londres sufriera cinco ataques terroristas el pasado año. La capital británica ha adaptado sus infraestructuras urbanas para garantizar una mayor seguridad antiterrorista y ha aumentado el número de policías de uniforme y de paisano.
No se puede bajar la guardia. Afortunadamente el trabajo de prevención, la dedicación de los servicios de información, la colaboración entre cuerpos de seguridad y su especialización dificultan cada vez más a los terroristas llevar a cabo sus sangrientas acciones. Pero ninguna ciudad española ni europea está libre de sufrir un acto criminal. Bien lo sabemos por experiencia propia. A 48 horas del primer aniversario de los atentados de Barcelona y Cambrils hemos de aprender de lo ocurrido y ser más fuertes y tenaces que nunca en la lucha antiterrorista pues el yihadismo, que puede actuar en cualquier lugar y en cualquier momento, es la mayor amenaza contra la paz y seguridad mundiales.
No puede haber fisuras en el combate contra el terror. La unidad de los demócratas contra esta lacra debe ser la base sobre la que luchar contra la violencia indiscriminada y fanática. Incidentes como el de ayer en Londres nos recuerdan, desgraciadamente, que no se puede bajar la guardia al enfrentarnos contra este enemigo de nuestra civilización. A escasas horas de tener presentes en nuestros corazones a las víctimas de Barcelona y de Cambrils, la unidad, la firmeza y la cooperación se reafirman como los pilares en la lucha contra el terrorismo, el mayor desafío en materia de seguridad al que se enfrenta Europa.