“Se han hecho muchas horteradas con este Falla”
Mayte Martín, canta ‘El amor brujo’ con la Orquestra de Cadaqués
Para celebrar los treinta años de la Orquestra de Cadaqués, la formación orquestal ofrece dos veladas excepcionales con la participación de la cantante Mayte Martín, que interpretará El amor brujo de Manuel de Falla –“Se han hecho muchas horteradas con este Amor”, dice–, con dirección de Joan Enric Lluna. Los conciertos –cuyo programa se completa con Vistes al mar, de Eduard Toldrà, y la Sinfonía número 40 en sol menor, K.550 de W.A. Mozart, que la orquesta ya interpretó en su primera actuación, hace 30 años en Cadaquès– tendrán lugar hoy en la playa de Sa Conca de la localidad ampurdanesa y mañana en el Palau de la Música (21 h), dentro del ciclo BCN Clàssics
Con estos conciertos se cierra un círculo, ¿no?
Pues sí, porque uno de los primeros Amor brujo que canté en mi vida fue con la Orquestra de Cadaqués, creo que hace 22 años, allí mismo. Me buscaron, y con el tiempo ves que ha sido una de las orquestas con las que he tenido más complicidad, y son una gente muy profesional.
¿Qué recuerda de aquel concierto?
Es difícil, en 22 años has vivido muchas cosas, has tocado con mucha gente, sitios distintos... Pero la sensación se queda contigo, y la verdad es que fue bonito trabajar con ellos.
¿Cómo ha sido el reencuentro ahora con la orquesta?
El primer ensayo será esta tarde [ayer para el lector]; lo que pasa es que realmente es muy fácil cuando la orquesta funciona ya que no hay más que respetar la obra como está escrita y sentirla cuando la estás cantando. Aunque aún no lo haya vivido, ya le puedo anticipar cómo va a ser El amor brujo con ellos después de 22 años. Porque indudablemente durante ese periodo de tiempo ha habido en mí una madurez, un cambio de registro, expreso las cosas de otra manera. Y el instrumento también es cambiante, quiero decir, la voz también cambia, y la manera de expresar y de abordar. Y eso ya lo sé antes de ponerme, antes de hacer ningún ensayo. Sabes que va a ser distinto a aquella primera vez
¿Y de la orquesta?
Aunque no la he seguido de cerca, cuando una orquesta tiene un nivel, hay un criterio musical y está dirigido de una determinada forma, no tienes de qué preocuparte.
¿Le gustaba más como sonaba su voz entonces que ahora?
Esa pregunta me la hago cada día, cuando me pongo a cantar o escucho alguna cosa mía antigua. Soy consciente de que me ha cambiado mucho el timbre, el color de la voz, pero también le digo que plantearme si la Mayte Martín de hace veinte años me gusta más que la de ahora sería lo mismo que si usted se plantease si se gustaba más cuando tenía veinte años menos que ahora. No hay que hacerse este
ANIVERSARIO
La Orquestra de Cadaqués celebra 30 años con conciertos en Cadaqués y Barcelona
APORTACIÓN
“Lo que yo aporto a ese ‘Amor’ es conservar la voz flamenca y la partitura de Falla”
planteamiento, porque la realidad es que se ganan cosas y se pierden otras. En la mayoría de los casos nos hacemos personas más sabias, más profundas, más reflexivas, pero también se nos aja más la piel, se nos aflojan los músculos. Es lo natural.
Siendo como es El amor brujo una pieza flamenca, ¿le es más beneficiosa para su voz actual?
Chavela Vargas siempre fue una diosa, pero puesta a escucharla siempre me ha gustado más en sus obras más recientes que cuando era joven. Cuando era mayor tenía toda la carga de la vida y de los años, y eso para mí la hacía más atractiva. Aunque también es verdad que quizá eso sea más fácil de aceptar en los demás que en una misma. Hay que aprender a quererse en todas la etapas de la vida.
Este encargo de aniversario la lleva de regreso al flamenco, género que ha evitado en su reciente álbum Tempo rubato. Estoy acostumbrada, porque dentro de mí conviven muchas vías de expresión. Siempre he sido flamenca, bolerista, cantautora, siempre he sentido El amor brujo como algo completamente natural y todas las cosas que he hecho, hago y haré son naturales en mí. No hay nada que se pelee con el resto, y en este caso en concreto me produce un placer infinito porque es una obra bellísima. No sabe lo que es estar metida dentro como un elemento más de una orquesta de esta envergadura, y oír todos los elementos...
Tanto entonces como ahora su interpretación de la obra de Falla no está nada dramatizada. Para nada, efectivamente. Yo me desligo de la parte dramática, porque dentro de mí no está este registro ni me interesa. Me parece que El
amor brujo se ha hecho siempre de dos maneras: por cantantes líricas que estudian la obra y la cantan como es y como Falla la escribió y quiso que fuera, y por las cantaoras flamencas que ponen la pasión, muy entrecomillada en mi opinión, y que se lo han llevado al otro extremo, todos sin preocuparse demasiado en respetar el dibujo melódico, los tiempos, las notas... Yo estoy en medio, aporto la voz flamenca que es lo que originalmente debe ser, pero respetando la partitura como la haría una cantante lírica.
¿Pero nunca le han pedido...?
Sí, por supuesto –y perdone que le interrumpa–, que dramatice, ¿no? Siempre me he negado porque las cosas para las que no he nacido procuro no hacerlas. No hago una interpretación, la parte dramática de la pieza es algo en lo que no me identifico. La parte recitada de la pieza no la hago y no pasa nada.
Entonces, ¿qué aporta a este
Amor fallesco?
Conservar la voz flamenca y, a la vez, conservar la partitura.
¿Por qué la considera una obra única?
Es una obra magna de la música española, de la música clásica en general. Por otra parte, le diría que de esta obra se han hecho muchas horteradas. La línea de la elegancia es muy fácil traspasarla.
¿Usted se ubica en esa línea de elegancia interpretativa en esta pieza? No soy yo quien tiene que decirlo, pero de sobriedad sí. Entrego mi sentir, mis entrañas, y me meto allí dentro. Pero lo importante es respetar como está creada. Y la cantaora lo que tiene que hacer es cantar lo que está escrito.