Leo Messi
CAPITÁN DEL FC BARCELONA
El argentino (31) demostró que le hace especial ilusión llevar el brazalete con un primer discurso preparado, ambicioso y sentimental que conectó con la afición. Tras la Supercopa, ayer levantó también el trofeo Joan Gamper.
En una época de crisis para los clásicos torneos veraniegos, resiste el Joan Gamper gracias en buena parte al turismo y, ayer, a la nutrida colonia de aficionados del Boca que se congregó en la zona alta del gol sur del Camp Nou para dar ambiente con sus cánticos y su percusión. Vieron los argentinos la versión del Messi que se les niega con su selección. El nuevo capitán, que participó en la primera parte, facturó el pase que Malcom convirtió en el primer gol y firmó el segundo mediante un delicioso toque sobre el portero Andrada. El sábado empieza el campeonato y aunque el último ensayo del nuevo Barça de Valverde no es significativo, el 10 se presenta codicioso y en buena forma. En su discurso a la afición, Messi se comprometió a devolver la Liga de Campeones a las vitrinas del Camp Nou. “Tenemos una espina clavada”, dijo, y a continuación el equipo de Valverde demostró que dispone de personal y de fundamentos tácticos para resarcirse.
El Boca Juniors fue a probarse más que a reivindicarse. Es uno de los conjuntos más respetables de Sudamérica, pero no planteó ni la mitad de las dificultades que el sábado pretenderá imponer el Alavés. Fue un clásico partido de Gamper, en el que los mensajes más o menos subliminales resultan más significativos que los hechos. En este sentido, la repetición de un esquema 4-3-3 indica que Valverde pretende priorizar esta opción frente a otras distribuciones más conservadoras. Por otra parte, el entrenador no valora a Arturo Vidal como alternativa a Busquets en el pivote. El mediocentro correspondió a Rakitic, en tanto el chileno ocupó un interior. Destacó por la seguridad de sus pases, por jugar en pocos toques y por una severidad, conocida, que le costó una amonestación.
Malcom jugó de inicio como extremo izquierdo en una delantera completada por Messi y Munir. El brasileño se esforzó en adaptarse a una banda que le resulta extraña y su voluntad resultó premiada con un gol. Recibió en el vértice del área una pelota, buscó hueco y disparó cruzado. El esférico se coló por debajo del cuerpo de un desafortunado Andrada y el goleador celebró la acción con eufórica expresividad. Como si fuera la Champions. El trofeo que quiere Messi, quien después de varias aproximaciones peligrosas se salió con la suya. Leo cambió el ritmo al borde del área e intentó una combinación con Munir, pero fue un defensor quien le devolvió el esférico para que elaborara una exquisitez: tumbó al portero con una finta y le elevó la pelota suavemente. El hecho de que sean abundantes no disminuye la admiración que producen las obras de arte de Messi.
Valverde renovó el equipo en la segunda mitad. Sólo permanecieron Miranda, Malcom y Munir (¿mensaje de confianza a los jóvenes?) y Arthur actuó como medio centro en un dibujo que, a grandes rasgos, permaneció. El primer acto había concluido con la gran oportunidad del Boca, originada en una mala entrega de Rakitic. Villa se presentó en solitario ante Ter Stegen, envió al palo y Nández recogió el rechace para buscar un gol que Umtiti evitó sobre la línea.
Persistió la tónica en la segunda parte: un Barça dominador ante un Boca expectante. Una placidez que Rafinha quiso agitar con un gol de bandera, un sombrero sobre Andrada después de una combinación con Luis Suárez. El Barça se declara a punto para afrontar el debut de la Liga. Y Messi quiere más. Como dijo Guardiola en un Gamper: abróchense los cinturones.
LA PROPUESTA
Valverde, menos conservador que el curso pasado, persiste en el esquema 4-3-3
LA AMBICIÓN DEL CAPITÁN Los seguidores argentinos volvieron a ver al Messi decisivo que se les niega con su selección