Negligencia y velocidad
La catástrofe del derrumbe del puente de Génova, que pudo haberse evitado; y el legado del piloto de fórmula 1 Fernando Alonso.
FERNANDO Alonso, 37 años, dos veces campeón del mundo de fórmula 1, en el 2005 y el 2006, con 32 victorias, 97 podios y 23 vueltas rápidas en 17 años en el circo de las cuatro ruedas, ha anunciado que abandona, al menos temporalmente, para emprender otros “retos más grandes que la F-1 no puede hoy ofrecerme”.
La noticia, aunque esperada, ha sacudido la F-1. El piloto asturiano no es un cualquiera en el mundo de la velocidad, más allá de su palmarés triunfador. Ni siquiera las continuas decepciones de los últimos años han conseguido empañar su carrera. Es más, la paciencia demostrada ante los continuados reveses, primero con Ferrari y, después, con McLaren, revelan su calidad como deportista campeón. Por esa razón el ovetense ha dicho en su despedida que si la escudería británica logra resurgir de su estado actual, incluso podría plantearse volver a la parrilla de la F-1.
En esos 17 años en el paddock, Fernando Alonso ha dejado un gran legado como piloto rápido, fiable, tenaz y, sobre todo, dotado de una gran habilidad en la conducción, que no sólo le ha reportado victorias que todo el mundo recuerda, sino carreras en las que, saliendo en posiciones muy retrasadas, ha sido capaz de remontar, en un deporte en el que los adelantamientos son muy difíciles y siempre muy arriesgados. Sólo los grandes pilotos dejan huella, y está claro que Alonso ha sido uno de ellos.
Es probable que en el futuro veamos a Alonso en otro tipo de competiciones automovilísticas. El oficio de la velocidad no termina en la F-1. Se habla, por ejemplo, de que podría intentar conquistar la llamada Triple Corona: triunfar en Mónaco en F-1 –lo ha logrado en dos ocasiones–, vencer en el Mundial de resistencia en las 24 Horas de Le Mans –que consiguió el pasado mes de junio–, y una tercera victoria en las 500 Millas de Indianápolis –que intentó en el 2017, pero el motor de su Honda dijo basta cuando estaba en condiciones de ganar–. Con su renuncia a la F-1, las posibilidades de volver a correr en Indianápolis se disparan, y ya se habla de contratos millonarios para Alonso.
En todo caso, Fernando Alonso seguirá sin duda ligado al mundo del automovilismo de velocidad, donde ha demostrado su enorme capacidad desde que, con apenas 19 años, apareció en la F-1 a bordo de un modesto Minardi. Una carrera tan brillante como la suya no es consecuencia de la fortuna, sino de su profesionalidad, que, además, le asegura la suficiente financiación de patrocinadores como para llevar adelante cuantos proyectos presente.