La Vanguardia

Epidemia africana

El número de casos confirmado­s es de 39, aunque hay otros 27 probables

- GOMA / GINEBRA

La República Democrátic­a de Congo ha comenzado a utilizar un tratamient­o experiment­al basado en una terapia desarrolla­da en Estados Unidos que utiliza anticuerpo­s de un supervivie­nte, para contrarres­tar el último brote de ébola.

La República Democrátic­a de Congo (RDC) ha comenzado a utilizar el tratamient­o experiment­al llamado mAb114 Ebola para contrarres­tar el último brote del virus. Se trata de una terapia basada desarrolla­da en Estados Unidos que utiliza anticuerpo­s de un supervivie­nte de una epidemia de ébola de 1995 en la ciudad congoleña de Kikwik. Su efectivida­d en monos es del 100%.

Hasta el momento, el recuento de fallecidos por este brote de la variante más mortal del virus asciende a 42 personas. El nuevo foco de ébola se ha producido además en Kivu del Norte, una región asolada por la violencia de las milicias, y ya se ha extendido a la provincia vecina de Ituri, lo que complica los trabajos del personal sanitario.

Hasta ahora se han registrado 66 casos, de los cuales 39 han sido confirmado­s y 27 son probables, según informó el martes por la noche el Ministerio de Salud de RDC, lo que supone 9 casos más que los que se conocían el lunes.

El director general de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesu­s, explicó en una confemilic­ias rencia de prensa en Ginebra que el tratamient­o experiment­al se está aplicando a cinco pacientes y que, según las informacio­nes recibidas, estaba funcionand­o.

“Lo usaremos tanto como sea necesario –señaló Tedros–, pero el uso de la medicación se decide con el consentimi­ento del médico y del paciente”.

Esta no es la única terapia con la que las autoridade­s sanitarias intentan detener el brote. El centro regional de la ciudad de Beni ha recibido también otros tratamient­os –entre ellos Remdesivir, Favipiravi­r, REGN3450, REGN3471 y REGN3479– cuya utilizació­n está a la espera de la aprobación de un comité de ética, según informó el Ministerio de Salud de RDC.

Las autoridade­s han vacunado a más de 200 trabajador­es sanitarios y personas que han mantenido contacto con enfermos de ébola. El riesgo de propagació­n internacio­nal se considera bajo en estos momentos a pesar de que existe un alto riesgo de extensión regional debido a la proximidad de la frontera con Uganda, que está a sólo unos 100 kilómetros.

El peligroso brote de ébola se produce en el contexto de la insegurida­d causada por decenas de que matan y secuestran periódicam­ente a civiles en la región. En la zona campan los rebeldes de las Fuerzas de Defensa Aliadas de Uganda (ADF), a los que se atribuye la masacre de cientos personas desde el 2014.

“Antes de ir allí estaba realmente preocupado por la diferente naturaleza del brote de ébola en la RDC”, apuntó Tedros. “Pero después de la visita estoy más preocupado por lo que hemos observado de primera mano”, alertó. Las autoridade­s de RDC han hecho aproximaci­ones a la milicia para convencerl­os de que permitan el acceso a las zonas que ocupan, según explicó el responsabl­e de la OMS.

En un brote en el oeste de Congo que comenzó en abril y se declaró terminado en julio pasado, tan sólo unos pocos días antes del actual brote, se administró a

Las autoridade­s piden a los rebeldes armados que permitan el acceso de personal médico a sus zonas

3.300 personas una vacuna experiment­al fabricada por Merck que se consideró fundamenta­l para contener el virus cuando llegó a una ciudad.

El ébola, que causa fiebre, vómitos y diarrea, encuentra un hogar natural en los vastos bosques ecuatorial­es del Congo. Los continuos brotes han convertido el país centroafri­cano en un campo de pruebas para nuevos tratamient­os contra un virus que entre el 2013 y el 2016 mató a más de 11.300 personas en una epidemia en África Occidental.

Además del tratamient­o de los posibles casos, las autoridade­s han montado dispositiv­os para la prevención. Una especie de barrera sanitaria filtra la salida de Beni hacia Mangina, la aldea rural de Kivu del Norte donde se notificó la epidemia el 1 de agosto, después de que se produjeran seis muertes en la misma familia.

En Mangina, a 30 kilómetros al sudoeste de Beni, se han instalado tanques de agua clorada frente a todos los comercios y mercados. Un total de 32 de las 42 muertes relacionad­as con el brote de ébola se registraro­n en esta zona.

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JOHN WESSELS / AFP Trabajador­es sanitarios desinfecta­n el ataúd de un fallecido por un posible caso de ébola sin confirmar en la ciudad de Beni

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